Reflexiones sobre la visita de Marco Rubio a México

2 de Septiembre de 2025

Omar Hurtado
Omar Hurtado

Reflexiones sobre la visita de Marco Rubio a México

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Mañana miércoles 3 la presidenta Claudia Sheinbaum sostendrá una reunión con el secretario de Estado Marco Rubio quien en una ronda de alto nivel visita México y Ecuador, a efecto de impulsar las altas prioridades estadounidenses, mediante “acciones rápidas y decisivas”, para desmantelar cárteles, detener el tráfico de fentanilo y la migración ilegal, reducir el déficit comercial, promover la prosperidad económica y contrarrestar a los actores malignos extracontinentales (podría leerse la influencia china), reza un escueto comunicado del Departamento de Estado. En este marco, se pretende firmar un acuerdo bilateral sobre seguridad, como impulso a la agenda America First.

Este es el cuarto viaje que realiza Rubio a países de América Latina y el Caribe, con el fin, subraya el comunicado, de dar protección a las fronteras estadounidenses, neutralizar las amenazas narcoterroristas y proporcionar apoyo en condiciones de igualdad a sus empresas.

Rubio ha visitado Panamá, El Salvador, Costa Rica, Guatemala y República Dominicana, así como Guyana, Jamaica y Surinam, donde han prevalecido en la agenda esencialmente los temas antes mencionados. Sin embargo, también se abordaron otros de interés estadounidense como la seguridad del Canal de Panamá y la explotación petrolera en Guyana y la amenaza venezolana, entre otros.

El viaje del secretario Rubio a México tiene lugar en un marco en el que Estados Unidos ha incrementado la lucha contra el crimen organizado y los cárteles de Sinaloa y el CJNG, así como el Tren de Aragua y el denominado Cártel de los Soles venezolanos, cuyas actividades han permeado los niveles políticos más altos en estos países.

La visita refleja las altas prioridades estadounidenses y el poco énfasis en una agenda mexicana. Aunque Sheinbaum ha reiterado que los vínculos entre ambos países deben basarse en el respeto soberano y “no subordinación”, en la práctica la presión estadounidense ha inclinado la balanza a su favor. Estados Unidos busca mostrar firmeza ante su electorado preocupado por la migración y el fentanilo y México con el suyo en función de la soberanía, ambos capitalizan posturas políticas al interior.

Desde que inició su segundo mandato presidencial Trump, los dos países se han entrampado en un escenario de desconfianzas y agresiones verbales en temas esenciales como la migración, narcotráfico y crimen organizado, y comercio y aranceles. La iniciativa de la visita fue impulsada por Estados Unidos como estrategia para marcar reglas de juego con el gobierno mexicano, cuyos resultados responderán a la capacidad y habilidad diplomática mexicana, que no han sido exitosas en los vínculos con el vecino del norte.

Si bien es cierta la complejidad que implica la relación con el impredecible presidente estadounidense, también es verdad la tibieza y parsimonia de la Cancillería mexicana y de la Jefatura de la Unidad para América del Norte, que no acaban de alcanzar el nivel que corresponde a la relación bilateral más importante de México, con el poderoso vecino y potencia mundial.

Como se recordará, durante el mandato del entonces presidente Andrés Manuel López Obrador, la Subsecretaría para América del Norte fue sustituida por la Jefatura la Unidad para América del Norte por razones de “austeridad”, imagínese usted. México redujo el rango para las relaciones con Estados Unidos con menor interlocución, pérdida de peso diplomático y debilitamiento institucional.

Si bien esta situación era comprensible en el sexenio pasado, con un presidente neófito y desinteresado en política exterior y prejuicioso de los vínculos con Estados Unidos, lejos de frívolas oratorias nacionalistas que ha asumido México en su relación con el vecino del norte, hoy requieren un cambio diametral y profesional, que demanda invariable y necesariamente la construcción de estrategias diplomáticas y cooperación bilateral.