Un arancel es un impuesto que un país le cobra a productos que vienen del extranjero. Por ejemplo, si EE.UU. impone un arancel del 20% a productos chinos, significa que esos productos entran con un recargo que los hace más caros para el consumidor final.
Trump no solo quiere volver a usar esta herramienta: propone una tarifa general del 10% a todas las importaciones, y mucho más alta para productos específicos como los provenientes de China. La meta declarada es proteger a los trabajadores estadounidenses. Pero hay otra intención no tan evidente: recaudar ingresos para el gobierno sin aumentar impuestos internos y hasta recortarlos.
Y aunque esta política se aplica en EE.UU., nos afecta directamente en México. Porque nuestra economía, altamente dependiente del comercio exterior y de la relación bilateral con Estados Unidos, siente cada movimiento como si fuera propio.
Cuando se habla de aranceles, el primer temor es automático: “todo va a encarecerse”. Pero la realidad es más compleja.
Sí, algunos productos específicos pueden subir de precio, sobre todo los importados directamente. Pero eso no significa que regresará una nueva ola inflacionaria en Estados Unidos.
¿La razón? Porque la inflación verdadera no viene de un impuesto puntual, sino de algo más profundo: el exceso de dinero en circulación.
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La raíz del problema: ¿qué es lo que realmente causa inflación?
Para entender qué genera inflación, hay que hablar de un concepto técnico, pero muy importante: M2.
M2 es una forma de medir cuánto dinero hay “disponible” en una economía. Incluye:
- Efectivo en circulación
- Saldo en cuentas bancarias
- Ahorros líquidos a corto plazo
Durante la pandemia, Estados Unidos imprimió cantidades históricas de dinero. Enviaron cheques directos, bajaron las tasas a cero y estimularon artificialmente la economía. El M2 se disparó. Había más dinero en los bolsillos, pero la misma cantidad de productos. Eso sí generó inflación.
Hoy, según datos de la Reserva Federal de St Louis, M2 Real, ajustado por inflación, ha venido bajando desde su pico en 2022. Ya no hay tanto dinero circulando, y eso ha ayudado a controlar los precios. En otras palabras: el verdadero combustible de la inflación ya no está encendido.
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Entonces, ¿por qué tanto escándalo con las tarifas?
Porque generan ruido. Y el ruido, aunque no siempre refleja la realidad, mueve mercados, paraliza inversiones y desata titulares.
Lo que casi no se dice es que:
- EE.UU. ya enfrentaba aranceles de otros países. Muchos de estos cambios son ajustes, no agresiones nuevas.
- Las tarifas pueden incentivar producción local, y en ese reacomodo, México podría salir ganando con el fenómeno del nearshoring.
- Lo que de verdad asusta a las empresas no es el arancel, sino la incertidumbre. Que las reglas cambien de la noche a la mañana es lo que frena decisiones, no el impuesto en sí.
Y detrás de todo esto, hay un objetivo más estratégico: EE.UU. quiere depender menos de países como China en temas clave como tecnología, medicinas e insumos militares.
México: entre la oportunidad y el riesgo
México está justo en medio de esta reconfiguración global. Y eso puede ser una bendición… o un problema, según cómo actuemos.
Por un lado, somos el socio natural de Estados Unidos. Muchas empresas ya están trasladando su producción a territorio mexicano para evitar conflictos con Asia. Estados como Nuevo León, Coahuila y Chihuahua ya lo están sintiendo.
Pero también enfrentamos riesgos reales:
- Una recesión en EE.UU. frenaría nuestras exportaciones.
- La incertidumbre política en ambos países ahuyenta inversión.
- Un peso volátil encarece importaciones y genera más presión económica.
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Lo importante: ¿dónde debemos poner la atención?
Más allá del ruido mediático y los discursos de campaña, lo que realmente debemos observar es:
El comportamiento del M2: cuánta liquidez hay, tanto en EE.UU. como en México.La claridad y estabilidad de las reglas comerciales.El impacto en nuestras cadenas de valor y exportaciones.La oportunidad histórica que representa el nearshoring si sabemos aprovecharla.
En resumen: el problema no son los aranceles. Es el miedo.
Los mercados reaccionan más al miedo que a los hechos. Y el miedo, mal gestionado, lleva a decisiones pobres.
Hoy más que nunca, nuestras inversiones necesitan análisis, estrategia, diversificación y visión de largo plazo. Porque los titulares pasan… pero las decisiones financieras tienen consecuencias reales.