La reforma del capitalismo

24 de Abril de 2024

Luis M Cruz
Luis M Cruz

La reforma del capitalismo

luis_m_cruz

1.

En días pasados, debió haberse efectuado la reunión del Foro Económico Mundial en la ciudad de Singapur, dado que la habitual cita anual en Davos, Suiza, había sido postergada precautoriamente por la pandemia del coronavirus Covid-19. La reunión fue finalmente cancelada por los renovados riesgos de las variantes de la pandemia y las restricciones de viajes aún prevalecientes, entre otras razones, siendo la primera vez en medio siglo que esto sucede. Dada la disponibilidad de numerosas vacunas y tratamientos eficaces en la atención y prevención de la enfermedad, se había pensado que para mediados del año lo más grave habría pasado pero no fue así. Ni las vacunas han sido para todos, prevaleciendo consideraciones geopolíticas y de mercado en su distribución, ni el virus ha cedido en su propagación, creándose un círculo pernicioso que pone en riesgo el ritmo de reactivación y recuperación en el mundo.

2.

No obstante, los temas a tratar tienen que ver con algo de la mayor importancia para todos, como es la reforma del capitalismo.

Desde hace 75 años, el desarrollo global ha creado una paradoja insostenible, pues mientras más prosperidad y riqueza se genera, el bienestar ha sido sólo para unas cuantas sociedades privilegiadas y para los demás sólo ha producido desigualdad, exclusión y pobreza. Esto es perceptible hasta en la lucha contra la pandemia, pues 10% de los países más ricos ha obtenido hasta el 70% de las vacunas disponibles, de ahí el lento paso hacia la inmunidad general.

3.

La reforma del capitalismo es ahora un imperativo para enfrentar y resolver los grandes retos globales. Si se quiere hacer frente al calentamiento global y el cambio climático, se requieren recursos prácticamente a fondo perdido para remediar lo que la explotación salvaje ha propiciado en deforestación, degradación de suelos y aguas y destrucción de los hábitat. Si se quiere encauzar la migración humana con dignidad y justicia, se requieren también recursos para invertir en polos distribuidos de prosperidad y retener a la población en sus lugares de origen. Si se quiere enfrentar la pobreza, se necesita invertir en economías inteligentes, generar empleos y distribuir ingreso al tiempo que se apoya directamente a quienes menos tienen. Y nada de esto será posible de proseguir el sistema de saqueo y exclusión que ha llevado a la gran paradoja de crecimiento y desarrollo sin bienestar ni justicia.

4.

De ahí que tanto en la academia como en las instituciones de la novel gobernanza mundial se han propuesto lograr la reforma del capitalismo. Desde las decisiones del G20 para imponer un impuesto general a las grandes corporaciones de un 15% aplicable en donde se generan las utilidades, hasta las ideas de fortalecer al Estado en una forma justa y eficiente, dado que es el gran distribuidor de bienestar ante el mercado como el productor de riqueza y utilidades. Para Thomas Piketty, por ejemplo, los dispersores de bienestar son esencialmente, la educación, el empleo y la infraestructura; es decir, si se quiere homologar el desarrollo y el bienestar, entonces corresponde al Estado recaudar más para invertir, con honestidad y eficiencia, precisamente en educación, generación de empleo e infraestructura.

5.

De eso se trata entonces, de trascender el planteamiento del great reset (o “gran reinicio”) propuesto por Klaus Schwab, para crear un Estado, mercado y sociedad más equitativos y sostenibles. No es algo fácil ni sencillo, pues la desigualdad ha sido hasta el momento un resultado desafortunado del devenir humano, pero no es irreversible, es posible orientar el mercado, el sistema productivo, hacia mejores resultados y más justos, con gobiernos que recauden mejor sobre las grandes fortunas, impongan límites fiscales a actividades contaminantes o depredadoras y logren una gestión pública más abierta, transparente, honesta y cercana a las necesidades sociales y humanas.

Síguenos en @EjeOpinion