1.
En poco menos de un año, el primer martes de noviembre de 2022 tendrán lugar las elecciones intermedias en los Estados Unidos, las cuales definirán el sentido de la Presidencia de Joe Biden y su opción para un segundo término en 2024. Circula en los Estados Unidos la posibilidad inminente de que, una vez más, el magnate republicano Donald Trump sea nuevamente el candidato del Partido Republicano para volver al poder precisamente en 2024. El paso intermedio sería derrotar a los demócratas en la intermedia, obtener el Senado y la Cámara de Representantes hoy con leves mayorías de los demócratas (por voto de calidad de la vicepresidenta Harris y ocho representantes, respectivamente).
2.
Al respecto, los periodistas Bob Woodward y Robert Costa, ambos de The Washington Post, han publicado un libro en cuyo nombre, Peligro, reside el temor de muchos en el mundo por lo que puede ser, otra vez, un futuro con Trump en la Presidencia estadounidense. Inexplicablemente, el expresidente Trump no ha sido encausado judicialmente no obstante las evidencias tangibles no sólo de obstrucción de la justicia en la investigación de la injerencia rusa en las elecciones presidenciales de 2016 al derrotar a Hillary Clinton con manipulaciones ilegales, sino también en el juicio de Impeachment al que fuera sometido por abuso de poder al presionar a Ucrania para investigar a Hunter Biden, hijo de su contrincante, buscando eliminarle de la contienda interna demócrata por la candidatura en 2020. Más aún, al azuzar a sus seguidores a tomar el Capitolio el 6 de enero pasado “para matar en su nacimiento la presidencia de Biden” puso al país considerado como una de las más sólidas democracias representativas contemporáneas al borde de la ruptura y la crisis constitucional, como si de la República de Weimar se tratara.
3.
En Peligro, Woodward y Costa refieren de qué manera el trasgredir las leyes y las buenas o razonables prácticas políticas eran habituales en la Presidencia de Trump. Enloquecido al perder las elecciones, se confrontó con Mike Pence, sus colaboradores y el líder republicano en el Senado, Mitch McConnell, cuando el expresidente republicano debería ser “una marca que se desvanece”, pero sigue empeñado en controlar el Partido Republicano. Trump ha contratacado al exhibir a los correligionarios que difieren de sus planes de retorno, como el propio McConnel, a quien considera un traidor, o la representante por Wyoming Liz Cheney, hija del legendario Dick Cheney en la presidencia de George W. Bush, a quien recientemente defenestrara.
4.
Pero al momento ninguna de las numerosas indagatorias fiscales o criminales intentadas en su contra ha logrado prosperar. Trump pareciera gozar de la suerte de alguna transacción política entre los republicanos y demócratas, para postergar la justicia en aras de aprobar los planes de reactivación del presidente Biden, que requieren una mayoría bipartidista. Recientemente, se ha aprobado el gigantesco plan de rescate por 1.9 billones de dólares, pero aún falta otro paquete de 600 mil millones para infraestructura, así como expandir el techo de la deuda pública por encima de los 30 trillones de dólares antes del 15 de diciembre. Tras ello, todo será electoral, como el propio Trump lo asume, para lo cual va cerrando filas con sus partidarios, como el líder republicano en la Cámara Baja, Kevin McCarthy o el proverbial senador Lindsey Graham, para quienes los republicanos no podrían avanzar sin Trump.
5.
Paradójicamente, no obstante la dimensión de las trasgresiones documentadas, tal pareciera que el libro de Woodward y Costa, Peligro, más que una advertencia a tiempo se podría convertir en el prólogo de otra presidencia imperial. Cual crónica de un regreso anunciado, ¿para quién sería Trump un peligro? Woodward & Costa, Peril, Simon&Schuster, sep 2021.
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