Reporta el agente infiltrado Pedro Fonseca y Lima, adscrito a una nueva organización secreta de defensa de la soberanía nacional, que después de sopesar la extraña situación, acordó con el policía comisario, Alejandro Escutia, alias el chinaloense, salir en tiempos distintos del restaurante donde habían coincidido y cada quién tomar un contrario camino para llegar al punto donde habían sido citados por separado para realizar labores de inteligencia, aunque pareciera tratarse del mismo lugar.
Reporta el agente Fonseca y Lima haber estado tan contrariado, que hasta se olvidó de dejar propina en el restaurante, pues le preocupaba de sobremanera, que cualquiera de los dos, hubiese sido enviado a espiar al otro y quizás, por compartirse la información como novatos, hubiesen arruinado cualquier investigación, o se creara entre ellos, una guerra fría declarada por intereses ajenos, pensaba mientras caminaba hacia las coordenadas “sesión.huir.duró”, según le habían instruido.
Reporta el agente Fonseca y Lima que llegó a un local de baleros, chumaceras y poleas, que se coronaba con un letrero pintado a mano con el nombre de “RODEMEX”, y que por la hora, solo se encontraba abierta al lado, una tienda miscelánea y de abarrotes atendida por una rolliza mujer, prematuramente canosa, quien lavaba la banqueta con detergente en polvo y una escoba de cerdas plásticas.
Reporta el agente Fonseca y Lima que el teniente Marduk descendió con asombrosa puntualidad, de un automóvil subcompacto sin matricula, marca VW, en esquema verde liso y acabado mate y como saludo, una mirada bastó.
De inmediato, su jefe caminó unos pasos hacia su izquierda, subió unas escaleras del número 14 y tocó al timbre del portón metálico que, reporta Fonseca y Lima, adivinó blindado y que observó vigilado por una cámara de seguridad empotrada en el dintel.
Reporta el agente Fonseca y Lima que antes de que cerraran la puerta, alcanzó a mirar de refilón a Escutia, en el acceso del edificio de enfrente, un laboratorio dental en el número 15 de la calle Márquez Sterling.
Reporta el agente Fonseca y Lima que mientras les indicaban que dejaran sus teléfonos celulares en una caja fuerte, él buscaba advertir a su jefe de aquella extraña coincidencia, pero que no encontró momento, pues de inmediato los revisaron con minucia con un detector de litio y los dirigieron a una bucólica sala de juntas con láminas de plomo en las paredes.
Reporta el agente Fonseca y Lima que a punto estaba de secretearle a su superior, cuando detrás de ellos, llegaron el chinaloense, una dama de baja estatura y agradables facciones, y un fornido miembro de la armada.
Reporta el agente Fonseca y Lima que, realizadas las circunspectas presentaciones esperadas, quedó formalmente integrado un grupo multidisciplinario de inteligencia, para preservar la integridad, estabilidad y permanencia del Estado Mexicano, pues se conocía por diversas fuentes confidenciales, que se habían infiltrado en la vida pública nacional, algunos grupos extremistas extranjeros para conformar una imparable maquinaria marxista que buscaría tomar el poder político, en tiempo récord.
Continuará...
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