El día previo

8 de Agosto de 2025

J. S Zolliker
J. S Zolliker

El día previo

js zolliker

Se encuentra sumamente desmejorado y eso que amaneció en su recámara favorita. Anoche le tuvieron que inyectar para que pudiese dormir. Él, que tan combativo es de las adicciones, ahora no logra conciliar el sueño sin la ayuda de leve anestésico.

Eso le molesta de sobremanera, pues después del hackeo, sabe que no puede confiar en la discreción ni del propio ejército, a quien consideraba tan cercanos como su propia sombra.

Está en la víspera de cumplir sesenta y nueve años. Se siente físicamente, absolutamente jodido. Tiene problemas cardiacos severos, le duelen las rodillas al levantarse, sufre de la próstata, el cuello y la espalda parecen ser su peor enemigo y ahora, el hombro le ha comenzado a dar más problemas. Cada que le llega el calambre, la descarga eléctrica de la lesión, siente por unos breves instantes que está a punto de caerse muerto de un infarto fulminante.

Le fastidia envejecer. Ha visto a viejos en las ciudades y los pueblos que se mueven con el cuerpo enjuto, a quienes se les nota que cada paso les duele profundo.

Le mortifica eso. En absoluto se siente cobarde ni le tiene miedo a la muerte. Solo no le gusta verse débil. Sabe de sobra que la vida se nos escapa en cualquier momento y le enfada sentirse viejo cuando se conoce mentalmente más preparado que nunca. No le gusta que el cuerpo ya no le resista el ritmo.

Envejecer así, tan pronto, tan violenta y lamentablemente como ahora, le parece injusto. Si hace años hubiese tenido la mente astuta como ahora, pero con el cuerpo joven, nada le habría detenido en su ideal de convertir al país en una heroica y poderosísima república popular socialista. Sería venerado como lo fueron los grandes líderes globales.

Nunca, nadie, se habría siquiera propuesto provocarlo con una marcha en su contra justo en el día de su cumpleaños. Vaya, ni se atreverían a faltarle al respeto. Porque siente que se merece esa honorabilidad con la que se mira en el espejo, con la que lo tratan sus más cercanos colaboradores que si lo comprenden y que saben que es un luchador social de talla histórica.

Él mismo se tiene que apaciguar cuando comienza a sentir que le sube la tensión arterial anunciada con un molesto dolor punzante en la nuca. No quiere que lo vayan a internar justo ahora, pues mañana celebrará su onomástico. Se tranquiliza pensando en lo que le prepararán de menú, desde la mañana con una fruta jugosa sin igual, hasta la merienda con alguna exquisitez con tortillas de maíz azul, tan frescas como sea posible.

Piensa en que está gordo, que le vendría bien bajar de peso, pero por ahora quiere descansar la mente y las preocupaciones. Que le den terapia física con láser, ultrasonido y un masaje para mañana estar en excelentes condiciones, sonriendo y despreocupado.

No quiere estar pensando en la marcha que adivina, será gigantesca. La más grande de la historia. No quiere que eso, le robe la que debiese ser una gran celebración.

No le importa que haya notas internacionales, mensajes diplomáticos, talkshows y mesas que analicen la situación. Le preocupa, es que del tabloide más pequeño del municipio más humilde a las más grandes cadenas masivas de medios, den la noticia con imágenes.

Eso puede convertirse en una bola de nieve del descontento y no quiere que ese pensamiento le arruine su día. No quiere neblina emocional ni pensar en la cantidad de personas que crecerán en el disgusto y la insatisfacción con su administración. Sabe que la economía, que la medicina, que los trabajos, que inseguridad están muy mal. Ahora, esta marcha los desviste y hasta enseñará que se pueden formar enormes contingentes en su contra, enarbolando otras causas. Habrá que ver como silenciarlos el lunes inmediato. Con su retingada madre. Vaya forma de pasar su cumpleaños…

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