La vida después de Covid-19

29 de Abril de 2024

J. S Zolliker
J. S Zolliker

La vida después de Covid-19

js zolliker

Se le conoce como el síndrome post-Covid-19 o Covid-19 prolongado, y se tratan de las secuelas que muchas personas (se estima que más del 70%) presentan después de sobrevivir el cuadro agudo de la enfermedad Covid-19; son una serie de síntomas residuales –de leves a severos– preocupantes y molestos que pueden persistir durante meses o, incluso, años.

Los pacientes que sobreviven a la enfermedad aguda Covid-19 con cierta frecuencia enfrentan después, diversos problemas físicos, cognitivos y emocionales que implican un largo proceso de recuperación en plena pandemia, mientras todos los esfuerzos económicos y humanos, de por si insuficientes, porque así lo decidió el gobierno de Morena por preferir gastar en obras públicas, están volcados en intentar atender las urgencias y procurar que la gente no muera asfixiada mientras aguardan cama, sentados en una abarrotada sala de espera.

No es nuevo en esta administración que nada se planee profesionalmente, que no se prevean ni prevengan las cosas, que no se vislumbren complicaciones ni se sopesen escenarios, y por ende, de los problemas resultantes, como las secuelas del virus, no hay quien se ocupe.

Es importante hacerlo notar y denunciarlo, pues el congreso y el gobierno en funciones, deben suspender obras innecesarias y concentrar recursos y voluntad política para atender dichas problemáticas, que en algunos casos, ya se sabe, serán permanentes e irreparables, como en los casos en que se desarrolló fibrosis pulmonar.

Algunos de las secuelas, incluyen fatiga crónica, debilidad y dolor muscular, falta de equilibro, pérdida de condición y resistencia física, dolor en las articulaciones, cuello y espalda, problemas del habla, estado hiperinflamatorio del cuerpo, falta de aire, dolor en el pecho, taquicardias y palpitaciones, dolor de cabeza, fiebre permanente, disfunciones cardiacas, lesiones renales, calvicie, parálisis facial, ataques de herpes zoster, disfunción olfativa y gustativa, deterioro cognitivo, falta de concentración, alteraciones en la memoria, problemas para dormir e insomnio, depresión y ansiedad, y hasta respuestas autoinmunes, generando incapacidades y discapacidades parciales y totales.

Todos esos pacientes de sufrimiento prolongado, requerirán de un seguimiento médico estrecho, de estudios especiales para determinar o descartar daños orgánicos, apoyo farmacológico, así como tratamiento emocional y rehabilitación física, pulmonar, cardiaca, neurológica, reacondicionamiento físico y reeducación funcional por tiempo indeterminado, pues su recuperación, muchas veces, no se trata de un simple proceso lineal, sino de casos con altibajos comunes y frecuentes, pues habrá días en que se avance con la terapia pulmonar, pero las articulaciones se sientan tan adoloridas, que eviten que la gente pueda levantarse de la cama a ir a trabajar, o habrá días en que ya no se presente dolor pero la niebla cognitiva les cause ansiedad e imposibilidad de realizar trabajos que antes eran de lo más común.

Debemos exigir a nuestros representantes legisladores, que dejen de someterse a la voluntad estatizadora y que dejen de poner a las obras públicas como la refinería en el pantano de Dos Bocas, o el ecocida Tren Maya, por encima del bienestar y la vida de millones de mexicanos que ya se han visto grandemente perjudicados en su salud, su empleo, su economía, su seguridad y en su bienestar, porque la vida después de Covid, es ahora.

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