Un hombre de poder

28 de Abril de 2024

J. S Zolliker
J. S Zolliker

Un hombre de poder

No soy uno de los hombres más poderosos del mundo por mera casualidad. Que les quede claro. Muy claro. Al grado en que comprendan que yo no juego, no le apuesto al ganador, si antes no soy dueño de todos los caballos. ¿Estamos?

Bien. Una vez establecido y comprendido eso, podemos hablar. Comprendernos. Dejar de lado las tonterías que nos incomodan y que se interponen en un diálogo entre personas pensantes. Porque si algo detesto es que no me entiendan, que sean idiotas. Eso no lo tolero.

Bueno, para que comprendan, para ser el dueño de esta carrera, en esta ocasión, me preparé el camino con todo sentido y tiempo: desde hace años compré periódicos nacionales e internacionales, revistas, televisoras, puse la arena, aplané el terreno y hasta les hablé a los caballos al oído. Así me aseguré que ganara el mío…

¿A cambio de qué? Pues de poder, jóvenes. De poder hacer las cosas. Ganar las apuestas. Crecer. Y todo el placer que ello conlleva. En mi vida entera jamás he tenido una mujer que me satisfaga tanto como ganar en un juego de ajedrez. Sí, eso. Sé que suena raro, pero toda la estrategia de varios escenarios viene del juego del Sha, que usaban aquellos cuando querían enseñar táctica militar a sus vástagos.

¿Que tienen una crisis de agua en la ciudad? Me río en sus penas. Yo compré ya presas, me ofrendaron lagos, algún día les venderé el recurso más caro, pero más importante, tendré cómo volarlo todo en mis aviones con mis pistas. ¿De verdad creían que después de todo lo que he hecho y logrado, iba yo a apostar a una sola opción? Jóvenes, no sean idiotas, por favor. La portada de la revista consentida. Un reportaje en un periódico importantísimo en los Estados Unidos, fotografías de los críos, todo lo que haga falta para lograr mis cometidos y que me cumplan lo prometido, será realizado. Mientras lloran por el agua, crisis inventada, nosotros nos ponemos de acuerdo sobre el aeropuerto y algunas leyes.

¿Me odian algunos de sus radicales? Me importan un bledo. El discurso de que se separará el poder económico del político me causa carcajadas porque… ¡yo mismo lo escribí! Miren jóvenes, la vida es de quien se las arrebata. Si le echan muchas ganas, se preparan, estudian, se superan, algún día podrán trabajar para una de mis múltiples empresas… perdonen que me ría, pero es cierto.

Lo mejor de todo, es que mientras decimos que no hay agua porque falta una pieza para reparar el flujo del agua para veinte millones de habitantes (¿cuánta gente no podría componer esa pieza?), nosotros estamos preparando leyes para que el cambio palpable, caiga ordenadamente, poco a poco, con ciertos escándalos —es cierto—, pero manteniendo las cosas bajo control. Mi control.

¿Creen que la Bolsa y las inversiones se cayeron por una declaración hecha en un domingo por la noche? Pues tienen razón. Lo hicieron no por error ni por ser idiotas (podrían haber elegido “mejor” para avisarlo), sino que lo hicieron por una clara instrucción donde todo fue calculado y donde todos los míos, ganamos muchísimo dinero… Por favor, jóvenes, no crean que somos pendejos. Todo está planeado. Luego no se sorprendan porque no soy un simple empresario, sino que soy un hombre de poder.