Seis de cada 10 de los médicos estadounidenses que participaron de alguna manera en la elaboración de la quinta edición del Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (llamada DSM-5-TR, la guía más usada a nivel mundial), recibieron pagos de la industria por un total de 14.24 millones de dólares, revela un estudio publicado esta tarde en The BMJ.
El DSM-5-TR (el TR hace referencia a que es un revisión del texto del DSM-5), que es publicado por la Asociación Estadounidense de Psiquiatría (APA, por el inglés), “juega un papel central en la aprobación de nuevos medicamentos psiquiátricos y la extensión de la exclusividad de las patentes, y puede influir en los pagadores y los profesionales de la salud mental que buscan reembolsos de terceros”, escribe el equipo de investigación en el reporte de la misma.
“De hecho –agregan—, se ha mencionado al manual como la “Biblia” de los trastornos psiquiátricos, y la influencia de la industria sobre el desarrollo de esta guía de diagnóstico puede tener un efecto profundo en la salud pública”.
El equipo, encabezado por Lisa Cosgrove del Centro de Salud Mental, Derechos Humanos y Justicia Social de la Universidad de Essex y del Centro de Ética Aplicada de la Universidad de Massachusetts, encontró que 55 de los 92 médicos basados en Estados Unidos que sirvieron como miembros de un panel o un grupo de trabajo sobre el DSM-5-TR entre 2016 y 2019 (periodo en que se inició y completó el trabajo para el 2022), recibieron pagos de la industria.
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Los rubros más comunes en estos pagos fueron los de alimentos y bebidas (que se encontró en el 91% de los pagos), seguidos de viajes (en 69%) y consultoría (en 69%); pero la mayor proporción de recursos por categoría de pago fue para el financiamiento de la investigación (70% de los 14.24 millones de dólares), pagos que, según la política de divulgación de la APA, no están obligados a dar conocer de la edición del DSM-5.
Por el método para obtener la información, la investigación se limitó a los 92 médicos basados en EU, pero entre el total de 168 podrían haberse hecho más pagos.
Cosgrove y sus colegas escriben que “(l)os conflictos de intereses entre los miembros del panel del DSM-5-TR fueron frecuentes” y que debería existir alguna forma de prohíbir los conflictos de interés entre los miembros del panel y el grupo de trabajo que elaboran el DSM.
“Cuando no haya personas independientes con la experiencia necesaria disponibles, las personas con asociaciones con la industria podrían dar consulta a los paneles, pero no deberían tener autoridad para tomar decisiones sobre revisiones o la inclusión de nuevos trastornos”, agregan en las conclusiones del estudio.
Desde la publicación del DSM-5, hubo muchas quejas en la comunidad psiquiátrica por la gran cantidad de padecimientos específicos que incluía.
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