En un magnífico resumen realizado por la sección de negocios del periódico El País del 9 de septiembre pasado, se pone de manifiesto lo que ocurrió hace 10 años con la quiebra de la empresa Lehman Brothers, que originó la mayor crisis desde el llamado crash de 1929 y que ha sido calificada como la “Gran Recesión”. Aunque podemos agregar que 2001 ya fue un anuncio, con la burbuja tecnológica que estalló y provocó una grave crisis de deuda, ocasionando la quiebra de decenas de empresas, la más famosa de ellas Enron, y el desempleo de miles de personas. La decisión de varios gobiernos para salvar al capitalismo reinante, que en 2009 significó la pérdida de 6.5 millones de empleos, sin duda será tema de análisis en los años por venir. Lo sucedido representó no un mero accidente económico, sino un cambio de época que, como dice bien Joaquín Estefanía, se reflejó en la política, al cuestionarse el papel de los partidos políticos tradicionales con la aparición de nuevas formaciones de derecha e izquierda y el inicio de las guerras comerciales; además de una variable que día a día cobra mayor fuerza y es la aparición plena de la República Popular China como la verdadera superpotencia mundial. Claudi Pérez escribe que las consecuencias de lo sucedido hace 10 años siguen con nosotros y marcarán de muchas maneras nuestras vidas para siempre. Hace un magnífica relación a partir de 1929, la Primera Guerra Mundial, el surgimiento del keynesianismo y los famosos 30 años posteriores, llamados por los europeos “gloriosos”. Para el decenio de los setenta del siglo pasado se acabó Keynes y surgió lo que, a mi juicio, aún tenemos: la contrarrevolución conservadora que ha producido la demostración del fracaso del libre mercado. Uno de los mayores especuladores del mundo, George Soros, sentenció que los mercados dejados a su aire no tienden al equilibrio sino a hinchar burbujas para luego hacerlas explotar. Así fue la burbuja inmobiliaria, primero en Estados Unidos y luego en varios países de Europa, que se llevó por delante a casi la mitad del sistema financiero. La irresponsabilidad de los banqueros quedó demostrada con las llamadas hipotecas basura, al convertirlas en inversiones seguras sin que las autoridades intervinieran ante tal despropósito. Pero lo más grave del caso es que, como dice Martin Hellwig, del Max Planck Institute de Alemania, “el sistema financiero actual es tan peligroso y frágil como el que llevó a la crisis” y esta es la terrible realidad 10 años después. En tan sólo dos ciudades, Washington D.C. y Bruselas, hay más de tres mil personas trabajando todos los días como personeros de los grandes banqueros, con el único objetivo de impedir que haya una reforma real a las finanzas que impida que ocurra otra crisis. Es como para poner en letras de oro de la ignominia y no olvidarnos nunca de lo que dijo Dick Fuld, conocido en el medio como El Gorila y quien era el máximo responsable de Lehman Brothers, en su testimonio ante la Cámara de Representantes de los Estados Unidos: “sé que nadie quiere escuchar esto y menos aún si lo digo yo, pero los ricos se están haciendo cada vez más ricos y de nuevo el corazón de la economía está enfermando”, agregando que “si la riqueza no baja, habrá problemas”. ¡Este siniestro personaje ganaba 17 mil dólares la hora! Es por eso que hay que insistir en que en cada crisis financiera, los que ganan y los que pierden son siempre los mismos y a pesar de que nuestro país haya librado más o menos la crisis de 2008, las autoridades deben tener bajo la lupa a los banqueros, pues nunca han sido confiables, como lo demuestra la historia de la humanidad. Y como bien señala Nicolás Aznárez, “Una buena parte de la población ha salido de la Gran Recesión más pobre, más desigual, mucho más precaria”.