Trump y el legislativo ¿feliz año nuevo?

5 de Agosto de 2025

Trump y el legislativo ¿feliz año nuevo?

A casi un año de su presidencia, el Ejecutivo de EU ha logrado poco en al cabildear con el Capitolio, aun con su triunfo tras la aprobación de la reforma fiscal

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Paradójicamente, Trump ha logrado avanzar su agenda, más hacia afuera que hacia adentro. A casi un año de su presidencia, el realineamiento global que se ha vivido es marca inobjetable de la influencia que tiene, sin quererlo, en la política internacional. Sin embargo, al interior de los Estados Unidos, en la política local y legislativa, ha podido hacer poco más de la reversión de órdenes ejecutivas emitidas por el presidente Obama quien se dedicó, al igual que Trump, a gobernar con base en éstas ante la parálisis del Congreso y el aval el fin de semana de la reforma fiscal. En ese sentido, las próximas semanas son fundamentales para que Trump pueda sumar otras victorias legislativas que lo enfilen a las elecciones intermedias del entrante 2018. Entre la aprobación del presupuesto y la necesidad de mantener al gobierno con fondos para evitar su cierre, el programa DACA que tiene a los dreamers en incertidumbre y la recuperación de Texas y Florida tras el paso de los huracanes, Trump tiene enfrente un enorme reto que podría definir su presidencia en el corto plazo para enfrentar las elecciones más importantes para su continuidad. Apenas la semana pasada, Nancy Pelosi y Chuck Schumer se salieron de la reunión que mantenían en la Casa Blanca con el presidente Trump, ante las imprudencias que, para variar, publicó en Twitter en las que menospreció la posibilidad de llegar a un acuerdo con los demócratas para aprobar el financiamiento del Gobierno Federal para promover año y evitar así su cierre, como le ocurrió a Obama durante algunos días ante la confrontación que mantenía con los republicanos y en especial, con Ted Cruz. Al momento de entrega de este texto, las posibilidades de que le ocurra lo mismo a Trump van en aumento tomando en cuenta la falta de tacto legislativo que ha tenido para generar acuerdos con la oposición. La relación de Trump con los republicanos en el legislativo tampoco es la mejor, y aunque se encuentra en el límite de llegar a grandes triunfos que le permitan empoderarse hacia fin de año con el cierre de la legislatura, en estos momentos todo se encuentra en “veremos”. En cuanto a la Reforma Fiscal que plantea, entre otras medidas, rebajar impuestos del 35% al 20% a las empresas, el Senado tomó grandes pasos a favor de acuerdos al interior del partido que le significaron la aprobación del recorte que Trump propuso y que los conservadores fiscales al interior del partido no encuentran como una opción tan convincente. Tras negociar con el grupo político de los republicanos de manera individual y acordar ceder a algunas demandas, el presidente logró generar un consenso con el voto de Comité de Presupuesto que permitió la discusión y aprobación en el pleno. Independientemente de los detalles de la propuesta fiscal, es innegable que los estadounidenses adinerados, incluido el propio presidente Donald Trump, se beneficiarán generosamente de ella, gracias a las propuestas para eliminar el impuesto al patrimonio y el impuesto mínimo alternativo, entre otros. Por otra parte, como están las cosas, el salario neto podría aumentar, aunque ligeramente, para la mayoría de los estadounidenses según su plan impositivo. Esta propuesta fiscal es una apuesta insignia de Trump que puede afectar mayormente su visión de país y a la economía misma. La aprobación de ésta en equipo con los republicanos en el legislativo es la más grande victoria, hasta el momento, en ese terreno, luego del tremendo fracaso ante el intento de derogar la reforma de salud de Barack Obama. El plan fiscal requirió que Mitch McConnell consiguiera 50 votos para su aprobación. Luego de un distanciamiento tras las reprimendas públicas que Trump le hizo. Los dos se reencontraron y trabajaron para la aprobación de la ley y evitar terminar el año en ridículo sin nada relevante conseguido. Aprobada la reforma fiscal, la batalla legislativa de fin de año no termina ahí. El presupuesto federal y su consentimiento entre demócratas y republicanos no corre la misma suerte que la propuesta fiscal. Por el contrario. Las posibilidades de que el gobierno cierre crecen cada día, aun con la preocupación que ha expresado Trump sobre el conflicto con Corea del Norte y la necesidad de mantener el ala militar del gobierno debidamente financiada. Con pocos días para que se cumpla el plazo, en medio de la batalla por el presupuesto están los dreamers, y sin embargo, el Congreso no parece estar más cerca de un importante acuerdo de gasto al día de hoy de lo que estaban antes del receso de Acción de Gracias. Los líderes del Congreso han dicho que se puede necesitar una medida de financiamiento provisional de una semana para comprarle más tiempo a los legisladores y a Trump, para poder llegar a un acuerdo a fin de año, pero una serie de asuntos espinosos y la falta de pericia del presidente para negociar con ellos, complican las negociaciones. Schumer y Pelosi insisten en que no ayudarán a aprobar un paquete de mil millones de dólares a menos de que los republicanos acepten proteger a cientos de miles de jóvenes dreamers que están ahora en riesgo de deportación, luego de la orden ejecutiva de Trump de terminar con el programa de Acción Diferida para Llegados en la Infancia (DACA). Una medida que utilizó como arma de presión para negociar el presupuesto y el muro con los demócratas, pero que ahora lo tiene atorado en una encrucijada que no sabe cómo resolver. Difícilmente se hará algo para dar luz verde a la deportación de los dreamers ante el costo político y social que esto le puede representar, a pesar de que, por otra parte, no puede perder la oportunidad para comenzar con la construcción del muro que le permita presumir de una misión cumplida, quizá la más importante de todas frente a su base rumbo a las elecciones intermedias del próximo año. El caótico fin de año probará al máximo las capacidades políticas y negociadoras de Trump que ha demostrado ser muy poco hábil con el ala legislativa ante la visión monárquica que tiene de la presidencia. Así como puede terminar el año con el gobierno cerrado, con la deportación de cientos de miles de jóvenes y sin su muro con México, lo puede también terminar con un gobierno fundado con la estancia asegurada de los casi 800 mil jóvenes protegidos por DACA y el inicio de la construcción de su preciado muro, tras haber logrado la reforma fiscal más ambiciosa en 30 años. De los próximos días depende en gran medida el rumbo de su presidencia, y el éxito en las elecciones intermedias. EC