Con la despenalización del aborto hubo un choque de poderes: el Judicial le ganó al celestial, que encabezan jerarcas de casi todas las confesiones de fe en México, grupos radicales, los ProVida, conservadores, y frenistas. El Ejecutivo se quedó al margen de las discusiones y dijo que no se quería “desgastar” en este tema. El Legislativo, teniendo como mayoría a los morenistas, también se hizo un lado porque la nueva legislatura tiene otras encomiendas que son de prioridad para el Presidente, así que tuvo que ser la Suprema Corte de Justicia de la Nación la que cargara con el pecado.
Sin argumentos bíblico-religiosos y sin apelar a conceptos morales o éticos, la SCJN basó su veredicto en los derechos de las mujeres a decidir libremente sobre su maternidad y en la justicia para quienes toman la dar a luz o no. En cambio, quienes se dicen a favor de la vida, anteponen y desean imponer una visión (la de ellos y ellas) para todos los mexicanos, menospreciando la validez de la legalidad y abortando las garantías individuales.
Si pudiéramos resumir lo que la Corte resolvió en un solo con concepto sería: no deben enfrentar consecuencias penales quienes abortan, por el motivo que sea, punto. Lo cual dista un poco del razonamiento de un nutrido grupo de Ministros de Culto quienes atribuyen el movimiento telúrico del pasado martes 7 y las inundaciones en algunos poblados, como una advertencia divina a la decisión de los Magistrados, lo que no tiene fundamento legal, ético ni moral.
El Ministro Presidente, Arturo Fernando Zaldívar Lelo de la Rea, dijo que todos estamos a favor de la vida… sobre todo de aquellas niñas y mujeres que se encuentran en situación de vulnerabilidad, así que condenarlas a la cárcel, la clandestinidad, poniendo en riesgo su salud y su vida “no sólo es profundamente injusto sino abiertamente anticonstitucional”. En tanto los colectivos y sus dirigentes parecen estar en contra hasta de la donación de espermas y óvulos entre las parejas del mismo sexo, como medida de procreación asistida. Y es que todo aquello que suene a tener “niños a la carta” les causa repulsión, sobre todo entre matrimonios igualitarios.
La lucha contra la despenalización del aborto se recrudece. Los radicales de ambos extremos ideológicos juntan piedras y palos para esta guerra que se ve de largo alcance. Unos pretendiendo que todas las mujeres, aún las no nacidas, lleven consigo su pañuelo verde como una señal proabortista y los otros con Biblia y crucifijo en mano, invitando a líderes de partidos políticos extranjeros para mostrar su músculo internacional, sin que pareciera haber puntos intermedios o canales de diálogo conciliador.
Por lo pronto, el Consejo de la Judicatura Federal aprobó la creación de un grupo de defensores públicos para representar a quienes están privadas de su libertad, o sujetas a proceso por el delito de “abortar”, de lo cual no se congratulan los moralistas. Mientras, el gobernador de Coahuila, Miguel Ángel Riquelme Solís, ordenó la libertad inmediata de quienes están acusadas por esto, que dejó de ser “delito”, lo que deberían suceder en todo el país.
En la agenda de movilizaciones sociales el Gobierno de la Ciudad de México debe apuntar que el próximo lunes 13 de septiembre el poder celestial se reunirá en la plancha del Zócalo para protestar por la decisión de la Corte. Y es que en el pensamiento colectivo del gremio de la santidad existe la sospecha de que la SCJN hizo del aborto (pecado) un sacramento, imaginan que todas las embarazadas deben forzosamente abortar, como método anticonceptivo.
PALABRA DE HONOR: En la mañanera de este jueves, le preguntaron al Presidente López Obrador por la nota principal de un diario que habla sobre “moches” que cobran militares a trabajadores en la construcción del Aeropuerto “Felipe Ángeles”. No la desmintió, ni la confirmó… Hechos no palabras.