Vivir en un refugio en tiempos de Covid
Las medidas sanitarias son difíciles de mantener en los campamentos, lo que incrementa el riesgo de contagio, relatan promotores de salud
Hameed Hilal es promotor de salud de Médicos sin Fronteras, y cuenta cómo es vivir en un campo de refugiados en Laylan, Kirkuk, al norte de Irak, en medio de la pandemia mundial por Covid-19.
Si bien, vivir en un refugio, con personas desconocidas, es difícil, en tiempos de coronavirus se ha vuelto más complicado de lo normal para todos los habitantes, pues se presentan más dificultades.
“Uno de los temores que tienen algunos residentes del campo (y me incluyo) es que las personas salgan y regresen al campo”, dijo Hilal.
Y es que, desafortunadamente, los suministros de equipos de protección y las condiciones generales de higiene dentro del campo no son suficientes para todos los residentes.
Además, las personas están más preocupadas por tener un ingreso económico y dejan de lado la higiene, pese a que es algo que todos tendrían que tener presente, pues a diario conviven con varias personas.
“Antes del coronavirus, solía salir a trabajar todos los días, ganaba entre 8 y 12 dólares por día y podíamos asegurarnos la vida”, cuenta una refugiada.
Así como Hameed, más médicos se han dado a la tarea de visitar con regularidad a personas del campo para darles a conocer la importancia de seguir las medidas sanitarias en pro de la prevención del Covid.
Médicos sin Fronteras han reforzado la asistencia sanitaria en los campos de refugiados en el mundo.
Cuentan que en su mayoría tienen acceso a internet y a la televisión, por lo que identifican cuáles son los síntomas de la enfermedad, así como los riesgos y las formas de protegerse.
Sin embargo, la falta de apoyos impide que puedan mantener un encierro total, ya que tienen la necesidad de salir para buscar el sustento de sus familias.
Pensar en qué comer al día siguiente se prioriza dejando a la higiene y la prevención a segundo plano.
Las personas ya no reciben alimentos, como lo era antes de la pandemia, en su lugar reciben dinero, aunque en ocasiones hay demoras de hasta dos meses en la distribución de efectivo. Algunos residentes se han visto orillados a endeudarse en tiendas para poder subsistir, por lo que el dinero que reciben lo destinan a tratar de saldar sus cuentas.
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