Con menos de una semana en el cargo Zoé Robledo, director general del Instituto Mexicano del Seguro Social, rechazó que haya una crisis en el organismo, pese a los señalamientos de recortes de personal, desabasto de medicamentos y recortes presupuestales.
Si estuviera detenido o paralizado, el país lo estaría también; si el IMSS no estuviera ejerciendo los recursos que tiene para el pago de las pensiones y jubilaciones, eso se vería en cada rincón del país”, señaló Robledo.
El funcionario apuntó que en el IMSS se seguirán aplicando los principios de austeridad del Gobierno Federal, es decir, no al gasto superfluo y reducir al personal que no contribuya a los objetivos planteados.
Sobre la austeridad, cabe señalar que el exdirector del Instituto, Germán Martínez Cázares, apuntó en su carta de renuncia: “Para cumplir con las instrucciones de austeridad y disciplina del gasto, ordenadas por el Presidente, suscribí y entregué el 14 de diciembre de 2018, el oficio No. 09 52 170500/124, solicitando criterios específicos de control presupuestario conforme al marco jurídico aplicable del IMSS. Jamás se respondió el escrito.”
“Ese control del gasto tiene dos consecuencias fatales: una directa para el IMSS: pasillos de espera llenos de personas adoloridas y mal trato o retraso en la atención a pacientes; y un segundo efecto indirecto todavía peor: el fortalecimiento de los servicios de salud privados, que ocasionará mayor “gasto de bolsillo” de las familias cuando sus seres queridos tengan un padecimiento”, agregó en su misiva Martínez Cázares.
A pesar del panorama Robledo indicó que en su manejo del IMSS será primordial “el diálogo, la buena administración y la construcción colectiva de acuerdos”.
Robledo dijo que “se llevará a cabo un diálogo permanente y de respeto con todos los actores involucrados, incluido el Sindicato Nacional de Trabajadores de Seguro Social (SNTSS), con el objetivo fundamental de mejorarla calidad y solventar las deficiencias que existen en la institución.”
NR