#ZonaCero | Covid remueve temores de más de un siglo
En el marco de la pandemia, un pueblo de Arizona recuerda cómo se expandió el virus de la gripe española, hace 102 años

“Se ha ido, pero no será olvidado”, reza la lápida de Carl Axel Carlson, fallecido de gripe española en 1918.
Su cuerpo llevó el virus a Bisbee, en aquel entonces un próspero pueblo minero de Arizona y hoy una ciudad turística que lucha por sobrevivir a la pandemia del nuevo coronavirus, más de un siglo después.
La gripe española “llegó en tren”, explica el historiador local Mike Anderson. Carlson murió en septiembre de 1918 en una base militar en Nueva Jersey y su cuerpo fue enviado al pueblo para ser enterrado con honores militares.
Llegó a Bisbee en la primera semana de octubre, y dos o tres días después ya estaba matando gente”, indica Anderson mientras camina entre la maleza señalando la tumba de J. E. Henderson (1893-1918) y Clara L. Coffman (1884-1918), otras de las 180 víctimas que se calcula dejó ese virus en la ciudad.
La llegada de la Covid-19 sacudió el polvo del recuerdo colectivo casi olvidado de aquella crisis de hace 102 años.
Desde entonces mucho ha cambiado en esta ciudad de unos 5 mil 200 habitantes, muy cerca de la frontera con México y enclavada en las montañas de Mule, con un clima fresco que los turistas adoran y un ambiente bohemio, hipster.
Donde hace más de un siglo había cantinas y prostíbulos, hoy hay galerías de arte, boutiques y restaurantes en viejos edificios victorianos de ladrillos y madera muy bien conservados. Su hermosa biblioteca permanece intacta.
Pero la economía está prácticamente paralizada, con 57 casos de Covid-19, incluido un muerto, una cifra ínfima entre los más de 163 mil casos que suma Arizona, uno de los estados más afectados de Estados Unidos y con sus hospitales casi al máximo de su capacidad.
La ciudad está dividida entre la necesidad de cerrarse y mitigar el virus —sobre todo porque buena parte de la población es anciana y vulnerable— o recibir turistas y no quebrar aunque signifique exponerse más.
El alcalde, David Smith, explica que los primeros contagios se registraron cuando una avalancha de visitantes invadió la ciudad en el feriado del Día de los Caídos, el 25 de mayo.
“Los bares estaban llenos”, dice ofuscado. “Hay gente que simplemente no le importa”.