Morelos va por la alternancia, vaticina Graco Ramírez
El exgobernador califica como “tragedia” la administración de Cuauhtémoc Blanco; sostiene que con su libro busca abrir un debate desde la autocrítica, sobre los errores de la izquierda que llevaron a una “crisis del presidencialismo”

Foto: Eduardo Cruz Ortiz
Graco Ramírez Garrido Abreu, quien fuera gobernador de Morelos entre 2012 y 2018, sostuvo que el próximo 2 de junio los habitantes de esta entidad saldrán a ejercer su derecho al voto “y a buscar una alternancia” tras la “tragedia” que fue la administración de Cuauhtémoc Blanco.
El exmandatario concedió una entrevista a ejecentral en el marco de la presentación de su libro Contra la regresión autoritaria: Memorias desde la izquierda, con el cual, dijo, busca abrir el debate desde la autocrítica sobre los errores que desde el proyecto de izquierda, del que fue impulsor, propiciaron lo que hoy denomina la “crisis del presidencialismo en México”.
En la década de los 90, Graco Ramírez fue parte fundamental del movimiento que exhibió la mala administración de Jorge Carrillo Olea, gobernador priista de Morelos de 1994 a 1998, año en el que renunció por la presión de la movilización social.
En palabras de Graco, ese gobierno significó “la representación y el antecedente del narco, el poder y los narcos, y eso combatimos en Morelos”. Además, mencionó que en la actualidad, la gestión del exfutbolista Cuauhtémoc Blanco (a partir del 2018) significó una “tragedia”, y agregó: “Es la cara del morenismo más dramática; contratar a un futbolista para ganar una elección es un fracaso total”.
Sin embargo, dijo no tener dudas de que “la gente va a responder”, y que “Morelos democráticamente va a ejercer su derecho a votar y a buscar una alternancia” en las elecciones del próximo 2 de junio.
Sobre el “acto de provocación” que le impidió presentar su libro en Cuernavaca, en días pasados, advirtió que no será un obstáculo para la crítica y la conversación que busca abrir con su publicación.
“Estoy acostumbrado a luchar, y si yo tuviera de mi gestión antecedentes de corrupción, pues no estaría sino callado, yo estaría en otra postura. Yo estoy haciendo mi ejercicio político responsable, dejé pasar el tiempo necesario para que no hubiera justificaciones de que no dejara gobernar a Cuauhtémoc Blanco, dejé de meterme. No me fui de Morelos, pero dejé de meterme en actividades políticas para cumplir con esta responsabilidad”, enfatizó.
Democratizar a los partidos
Tras descartar que la presentación de su libro represente su regreso a la escena política, apuntó que con él busca abrir el debate sobre las fallas en el proyecto de izquierda del que fue impulsor, las cuales derivaron en la situación actual del país.
Explicó que en su obra hace un llamado “a reconstruir un nuevo sistema de gobierno democrático, de contrapesos, de instituciones, de rendición de cuentas y de mayor honestidad, y a combatir la corrupción en serio”.
Graco Ramírez dijo estar consciente de que su libro llegó a un público lector que no tiene del todo claro lo mucho que costó “que aceptaran que teníamos derecho a participar desde la izquierda, que no fuéramos proscritos, que no fuéramos perseguidos, que no fuéramos encarcelados, que compitiéramos”.
Explicó que una parte significativa de ese público son jóvenes lectores que, como la sociedad en general, mantienen una “insatisfacción” con los partidos políticos, por lo que en su obra plantea una propuesta para democratizarlos a fin de que funjan como “instrumentos de los ciudadanos y no ciudadanos instrumentos de los partidos”, como ocurre en la actualidad.
“Lo que tenemos que hacer es perfeccionar una ley de partidos, que el INE (Instituto Nacional Electoral) sancione la elección de dirigentes y de candidatos de los partidos, que obligue a los partidos a hacer elecciones, nada de que esto es para mis amigos, y acabar con partidos que tienen patente de corso, que tienen líderes vitalicios”, dijo.
De izquierdas a izquierdas
El exmandatario estatal destacó que la izquierda del “nacionalismo revolucionario” de la que formó parte junto a Cuauhtémoc Cárdenas, Porfirio Muñoz Ledo e Ifigenia Martínez, entre otros, contribuyó “decisivamente” en la creación de un árbitro electoral como el Instituto Federal Electoral, hoy INE, así como a la construcción de acuerdos y pactos políticos en beneficio del país, como fue el dotar de autonomía a organismos como el Banco de México y el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), y a crear otros, como el Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (Inai).
Y subrayó que el debate que impulsa es sobre la incapacidad de la izquierda para ser democrática, lo que permite que quienes detentan el poder se autodenominen de izquierda sin serlo.
Respecto a los fundadores del PRD, señaló que el arraigo de la ideología del partido único de la que provenían algunos y el anhelo de consolidar “el partido de la clase obrera” hizo que cayeran en lo que llamó “el pecado original”.
“Estos compañeros de origen nacional revolucionario también venían de la cultura del partido hegemónico, y con ellos y con los que veníamos de la izquierda intentábamos construir una visión democrática de la transición política en México”, expresó.
Y remarcó: “No fue fácil ni para muchos de la izquierda, ni para muchos que provenían del PRI, aceptar plenamente y con claridad ese compromiso. Había mucha añoranza, mucho arrastre ideológico de ambas fuentes, de las cuales, de ambas corrientes, construimos el PRD”.
Avizora “insurgencia cívica”
De cara a las elecciones del próximo 2 de junio, quien fuera uno de los dirigentes del movimiento estudiantil de 1968 y miembro fundador del Partido Socialista de los Trabajadores (1986), del Partido Mexicano Socialista (1987) y del Partido de la Revolución Democrática (1989), dijo confiar en que pese a la “destrucción de instituciones y de contrapesos” y a la polarización actual, existe la posibilidad de que surja “una gran insurgencia cívica, ciudadana”, dispuesta a generar un cambio en el país.
Aseguró que esta insurgencia esconde “su voto por represalias, por amenazas de ese instrumento” al que el presidente López Obrador llama ‘servidores de la nación’, un ejército montado para ir con todos los beneficiarios a decirles que si no votan por la continuidad perderán sus programas sociales, cuando están garantizados como un derecho en la Constitución”.
Mencionó que en su libro plantea la pregunta “no me digas por quién vas a votar, sino por qué vas a votar. Ese es el dilema que tenemos en la próxima elección, tenemos que pensar en el futuro del país. No es si Claudia es mejor o peor, no es si Xóchitl es mejor o peor, o qué defectos tienen los partidos que apoyan a las dos, sino el tema es hacia dónde vamos”.