A diferencia de los descendientes de mexicanos que lucharon por una identidad propia contra el racismo y la marginación en la década de los 60, el activismo y adoctrinamiento de Morena en Estados Unidos es injerencista, vengativo y probablemente ilegal. La vasta mayoría de los mexicanos que emigra viene a trabajar, no a protestar contra Estados Unidos. No conocen, ni les importan los pleitos de López Obrador con los medios estadounidenses.
La protesta contra The New York Times el domingo antepasado, por lo tanto, no fue una expresión de apoyo espontánea de migrantes, sino un acto orquestado por un puñado de fanáticos dispuestos a dar la vida por el amado líder de ser necesario. Convocada por el membrete “Comité Morena New York 1”, cuyo lema es “4T sin fronteras”, un centenar de agitadores, en su mayoría indocumentados, se plantó frente a las oficinas del emblemático diario en el corazón de Manhattan para insultarlo por publicar un artículo que hizo que el inquilino de Palacio Nacional montara en cólera.
Fuera de sí, dos días antes, López había atacado a la corresponsal en México del “pasquín inmundo” y reveló sus datos personales, sin faltar las consabidas calumnias a críticos (servidora incluida). YouTube tuvo que retirar el video por ser ilegal. “La Estatua de la Libertad se ha convertido en un símbolo vacío”, lanzó López Obrador indignado en su cuenta de X (antes Twitter).
Menos visible, pero más injerencista es el soterrado adoctrinamiento antiamericano de la “militancia en el exterior” contra el “imperio americano” que realiza el Instituto Nacional de Formación Política de Morena, INFP, dirigido por Rafael Barajas, El Fisgón, considerado por la revista Etcétera como uno de los propagandistas más beneficiados por el actual gobierno en términos de fama y de recursos pecuniarios, pues acaba de ganar el sorteo de Morena para ser candidato al Senado. En noviembre de 2022 viajó a Nueva York para conducir un foro en el Bronx en el que Alina Duarte, “coordinadora internacional” del INFP, autodefinida como “periodista militante Castro-Chavista”, exhortó a los migrantes a abrir los ojos y “replicar las luchas populares en el corazón del imperio” contra la “represión” que también sufre el pueblo estadounidense.
La exempleada de TeleSUR, canal de Maduro bajo la mira del Capitolio por su incendiario antiamericanismo bolivariano, acusó a los partidos Demócrata y Republicano de ser caras de la misma moneda y condenó el apoyo militar que brindan a Ucrania. La también “corresponsal” en México de Canal Rojo del desestabilizador español prorruso, Pablo Iglesias, llamó a una “tercera vía democrática” para neutralizarlos. El Fisgón, por su parte, pidió “enterrar el hacha”, porque advirtió: “lo que se viene es muy delicado” (video vía Facebook).
Me pregunto cómo reaccionaría AMLO si el presidente del Comité de Capacitación del Partido Demócrata viajara a Guadalajara a instigar a los estadounidenses residentes a subvertir el orden unipartidista mexicano. Bajo la influencia de El Fisgón y demás ideólogos filorrusos en su círculo compacto de amigos, desde que tomó posesión, AMLO optó por una política exterior antiamericana de confrontación, “desafiando el imperialismo” (El Fisgón dixit), lo que ha dañado la relación con un Washington que se esfuerza en apaciguarlo negando reiteradamente entrometerse en asuntos internos mexicanos, como acusa.
Las actuaciones de El Fisgón y del comité neoyorquino de Morena pueden ser violatorias. Bajo la Ley de Registro de Agentes Extranjeros (FARA, por sus siglas en inglés), ciudadanos de otros países que realizan actividades políticas y de influencia en beneficio de actores extranjeros, sean Putin, Xi Jinping o AMLO, están obligados a registrarse, reportar regularmente sus actividades y el gasto que incurren en ellas al Departamento de Justicia que, vale señalar, en fechas recientes ha endurecido la persecución de transgresores. No solo eso. El adoctrinamiento ideológico no está permitido bajo una visa de turista.
Dudo que El Fisgón haya ingresado con otro visado. Amistoso recordatorio: en Estados Unidos, nadie está por encima de la ley.
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