“Si se quiere acabar la guerra con otra guerra, nunca se alcanzará la paz. El dinero gastado en armas se debe gastar en educación” Malala Y.
@angelicamaytin
Primer disparo: La vergüenza de México
“Nos trasladaron agachados a un lugar desconocido…hombres armados con cuernos de chivo... nos golpeaban con una machete largo, un látigo de alambre y una tabla en forma de paleta…el presidente municipal [José Luis Abarca Velázquez] se dirigió al ingeniero Arturo Hernández Cardona, diciéndole: «¡Qué tanto estás chingando con el abono, me voy a dar el gusto de matarte!»... le da un escopetazo en la cara y otro en el pecho y lo dejaron tirado en la fosa”. Este es el relato, notariado y espeluznante, del asesinato del líder de la organización Unidad Popular de Guerrero.
La narración anterior, hecha por Nicolás Mendoza, se une a las millones de historias de violencia que desbordan los archivos de las procuradurías de justicia. Desaparición de estudiantes normalistas de Ayotzinapa, asesinatos de Tlatlaya, masacre de Villas de Salvárcar, ejecuciones de migrantes en San Fernando, Casino Royale, son algunos de los cientos de sucesos que cubren de vergüenza a nuestro país. El periodista Rafael Cardona dimensiona con acierto la magnitud de la infamia: “Se ha creado una legión internacional de países para combatir al Estado Islámico, que le ha cortado la cabeza en video a cuatro o cinco personas en este planeta, pero nosotros vamos de cincuenta en cincuenta en la contabilidad mortuoria”.
Hace algunos días, el Presidente Enrique Peña Nieto ordenó una profunda investigación sobre los mencionados casos de violencia en Guerrero y el Estado de México. También, meses atrás, se creó la Comisión para la Seguridad y el Desarrollo Integral del Estado de Michoacán. En su momento, el Gabinete de Seguridad sesionó en Tamaulipas. A mi tierra, Sinaloa, ―como en tantos otros lugares― muchas veces han llevado destacamentos del Ejército o la Marina. Con todo, los hechos muestran que el índice delictivo no disminuye. Parecería que sólo se apagan incendios. “Bomberazos”. La paz y el orden son momentáneos. “Frenar” en lo inmediato la violencia es necesario. Hay que actuar con rapidez para “contener” el problema; aunque eso es un recurso temporal. Para llegar al fondo hay que ir años atrás, en la historia formativa de cada uno de estos delincuentes.
El tiro de gracia: Un drama sin horizontes Deseamos lo mejor para nuestra vida. Los seres humanos buscamos aquello que consideramos bueno, lo que nos acerca a la idea de felicidad que cada quien supone. No obstante, nuestra idea de “lo bueno” puede ser incorrecta y, por eso, nos equivocamos, tanto en los medios para conseguirlo como en el fin que anhelamos. Sicarios, secuestradores, proxenetas, ladrones, narcotraficantes, funcionarios corruptos, por difícil que parezca, buscan aquello que creen los hará felices: riqueza, fama, placer y/o poder. Así lo enseñó Aristóteles y lo secundan importantes filósofos.
Para explicarlo mejor, le platico el siguiente caso. Con referencia a la trata de personas en Tenancingo, Tlaxcala, Emilio Muñoz dijo a BBC Mundo: “El problema se inició hace 40 o 50 años…los tratantes empezaron a ganar dinero... Ser tratante se convirtió en una aspiración para los jóvenes e incluso niños del pueblo”. El comentario ilustra la médula del argumento: a donde el corazón se inclina, el pie camina, reza el dicho popular. Por ello, es necesario mostrar modelos adecuados, mejores, que permitan a los niños y jóvenes aspirar a historias de vida realmente buenas, y no a salidas ficticias, ilícitas, erróneas. Con la educación adecuada la manipulación del crimen resulta menos tentadora. Gracias a la educación descubrimos dónde se encuentran los verdaderos valores universales. “Un niño, un profesor, un libro y un lápiz pueden cambiar el mundo” nos recuerda la recién Nobel de la Paz, Malala Yousafzai.
Lamentablemente, es común encontrarse con modelos humanos que, repletos de seguidores, de followers, distan mucho de contar con las virtudes que México reclama. ¿Quiere saber en dónde están puestos los sueños e ideales de un amplio segmento de nuestra sociedad? Analicemos sobre quiénes se posan los reflectores: políticos con riquezas tan extravagantes como de dudosa procedencia, narcotraficantes, “mirreyes”, señoras de silicón. “Andamos escasos de héroes… De no ser por Pedro Infante, nuestros hijos no tendrían más modelos heroicos que el de los bomberos”, dice Héctor Zagal.
En lo inmediato, hay decisiones importantes que deben tomarse en materia de seguridad pública y justicia. Apenas hace unos días la organización Human Rights Watch sentenció tajante la insuficiente respuesta del gobierno mexicano en lo concerniente a desapariciones forzadas. A mediano y largo plazo se requieren estrategias donde sea posible una vida con un nivel económico y sociocultural mejor, dentro del marco de la ley.
“Ta canijo. Como sea, no hay que dejar camino por vereda”, suspiró en esta ocasión don Memo; entrañable amigo de esta columna.