El viernes pasado se desató un ejército que inició una verdadera guerra virtual contra el Instituto Nacional Electoral y su presidente, Lorenzo Córdoba. Dicen los bien enterados que no fueron simples troles, sino el inicio de la segunda parte de una estratégica campaña impulsada desde el gobierno federal y que intenta mermar aún más la credibilidad de la institución y, de paso, comenzar a acreditar a quienes serán designados próximamente como consejeros, todos ellos confiables para el presidente Andrés Manuel López Obrador y para Morena. Oséase, a partir de ahora, nos dicen, no será extraño ver las redes llenas de descalificaciones, preguntas en la mañanera y a opinólogos hablando mal de don Lorenzo y otros consejeros más.