El presidente Andrés Manuel López Obrador anunció que irá a Nueva York para ofrecer un discurso con motivo de la presidencia temporal de México en el Consejo de Seguridad de la ONU y reveló que su intervención será sobre corrupción. AMLO estará en clarísimo fuera de lugar con esta visita porque todos los reflectores estarán en la COP 26 sobre cambio climático en Glasgow. Nadie le va a hacer caso.
¿Qué tiene que presumir AMLO sobre combate a la corrupción en la ONU ? ¿Que los políticos más corruptos siguen sueltos y se dan la gran vida ? ¿Que México ocupa el lugar 135 de 139 naciones según el World Justice Project? ¿Que entre 2020 y 2021 el país cayó 18 lugares y se codea con Uganda, Camerún, Camboya y Congo como uno de los cinco más corruptos del mundo?
Es seguro que se le olvidará decir en la ONU que su combate a la corrupción es selectivo y que deja el camino libre a las tropelías de sus hermanos Pío y Martín, de su prima Felipa, de su hiper consentido y experto en bienes raíces Manuel Bartlett, de Napoleón Gómez Urrutia o Ana Gabriela Guevara, por mencionar algunos.
AMLO siempre está en campaña y querrá alardear que fue a la ONU… sí, pero cuál es el caso si el recinto estará vacío porque la crema y nata de la política y la diplomacia estará en Glasgow. ¿Por qué no fue a la Asamblea General en septiembre? A AMLO le dan frío las reuniones con otros mandatarios a menos que sean en Palacio Nacional y tenga todo bajo control.
Cuando López Obrador visite la ONU las negociaciones sobre cambio climático estarán en la recta final, la presión estará al tope y lo que diga AMLO será irrelevante.
Sería más oportuno que AMLO arregle su itinerario y antes de ir a NY compre un boleto un poquito más caro y se vaya a la COP 26 y ahí frente a otros gobiernos les cuente su deseo de continuar con las energías fósiles, su admiración por el petróleo, las refinerías, el combustóleo y el retroceso energético al que pretende llevar al país. Que trate de explicar la gran contradicción que existe entre su contrarreforma eléctrica y las energías renovables.
Más bien lo que todo mundo estará esperando es saber cuál será la postura del Estado mexicano, sus compromisos concretos y su contribución para reducir el calentamiento del planeta. Querrán saber cómo hará el país para transitar hacia energías renovables y estar en sintonía con el Acuerdo de París, que por cierto es vinculante.
Entre muchos jefes de Estado estarán en la cumbre climática el presidente de Estados Unidos, Joe Biden y su enviado para cambio climático, John Kerry, quien luego de su visita al país dejó bien claro que sembrar árboles es una noble tarea, pero que no es suficiente para reducir las emisiones de gas invernadero.
Y hace unos días el Consejo de Derechos Humanos de la ONU adoptó una resolución icónica pues reconoce que vivir en un medio ambiente sano, sin riesgos, limpio , saludable y sostenible es un derecho humano, con las implicaciones que esto tiene en el derecho internacional por su aplicación universal.
Una resolución que contó con el voto del país y su discurso hipócrita: “México reconoce que toda persona tiene derecho a un medio ambiente sano para su desarrollo y bienestar. Creemos que el medio ambiente saludable es esencial para la vida y la dignidad humana, así como para el pleno goce y disfrute de todos los derechos humanos’’.
“Resulta innegable el crítico estado del ambiente, la seria contaminación del aire, de cuerpos de agua y de suelos, así como la pérdida acelerada de la biodiversidad’’, dijo con cierto cinismo la representante de la 4T.
AMLO esconde la cabeza bajo la ola negra del petróleo y pretende arrasar con un torbellino de decisiones que podrían hundir al país en un pasado energético obsoleto cuando el mundo busca navegar hacia un futuro más sostenible, sano y seguro. Falta congruencia, falta diplomacia, falta compromiso, falta sustancia.