Naciones Hundidas I

12 de Mayo de 2024

Gabriela Sotomayor

Naciones Hundidas I

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El desconcierto entre las naciones figuró en el debate general de la Asamblea General de la ONU en plena crisis multidimensional provocada por la pandemia del coronavirus Covid-19.

En la Asamblea General (UNGA) faltó solidaridad ante el reto que enfrenta la humanidad y en lugar de proponer soluciones conjuntas cada mandatario festejó sus logros.

El espíritu con el que se creó la ONU después de la muerte y devastación que dejó la II Guerra Mundial ha caído en el olvido. Realmente no se sabe qué tiene que pasar en el mundo para que la humanidad jale parejo.

Un virus tiene de rodillas al planeta y los líderes mundiales no aprenden. En la danza de los egos hubo ataques, falta de compromiso común, de propuestas, liderazgo, destacó el “vacunacionalismo” y el sálvese quien pueda.

El secretario general de la ONU António Guterres habló de “un mundo de cabeza”, urgió evitar el nacionalismo por la vacuna, criticó que “nuestro mundo no puede permitirse el lujo de un futuro en donde las dos mayores economías se reparten el planeta’’ y vaticinó una Guerra Fría. “Estamos avanzando en una dirección muy peligrosa”, advirtió.

Es claro que si no se aprovecha este momentum pandémico para salir de la crisis, la ONU no pasará de ser un reflejo de esa visión utópica y humanista de sus creadores y regirá la ley de la selva.

Donald Trump inició con su especialidad: el bombardeo verbal. Exigió que Xi Xinping rinda cuentas por la propagación del “virus chino”. Atacó sin reparo a Beijing a pesar de que por su ineptitud su país es el que tiene el mayor número de muertos y contagiados por Covid en el planeta. No le quedó más que prometer vacunas.

Y llegó Xi con un discurso digno de Obama, defendió el multilateralismo, libre comercio y se pronunció contra cualquier “guerra fría o caliente”. Ofreció ayuda, diálogo. Pero una sombra de un millón de uigures encerrados en campamentos de “re-educación” en Xinjiang nublan su discurso, así como abusos y la grave represión contra críticos de su gobierno.

Por su parte Putin, el líder ruso, también conciliador, habló de los éxitos de la vacuna SputnikV y de manera generosa se la ofreció “gratis” a todos los trabajadores de la ONU. Pero la OMS todavía no avala esta vacuna. Además, Macron, el mandatario francés, le pidió explicaciones por el envenenamiento del líder opositor Navalny y le advirtió sobre las “líneas rojas” con las armas biológicas.

Hizo su debut el presidente Andrés Manuel López Obrador que como Trump aprovechó para hacer campaña. ¿No pudieron arreglar el cuello de esa camisa? La taza de café no venía al caso, ni las carpetas negras en la mesa y ese insoportable rechinido de la silla. ¡No era un Zoom, era la UNGA! Todo tenía que estar perfecto.

Pero vamos a la sustancia. Luego de una clase de historia, del pésimo comentario de Mussolini, AMLO anuncia que con su fórmula perfecta “vamos saliendo” de la pandemia y la crisis económica, cuando en México suman 75 mil muertos, más de 700 mil casos, la economía caerá un 10%, aumenta la pobreza y el desempleo ha tocado a más de 20 millones de personas.

“Al pueblo se le ayuda de manera directa por no permitir la corrupción y por la austeridad republicana”, presumió AMLO y en lugar de mostrar liderazgo habló del avión. ¡Qué necio!

“Les comento que había un avión presidencial, existe todavía, lo rifamos, y todavía vamos a venderlo; este avión es como un palacio de los cielos, algo insultante para nuestro pueblo, con sala de juntas, con recámara”, dijo a sus homólogos que habrán encontrado el comentario surrealista.

El mundo se hunde en la catástrofe, en la vanidad de sus líderes y la ONU cae en la irrelevancia cuando urgen soluciones para enfrentar una de las peores crisis que ha vivido la humanidad en 75 años. Es inaudito.

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