5 datos y características asombrosas que no conocías sobre el ajolote mexicano
Animal ligado a la mitología mexica, el ajolote es una especie que tiene características poco habituales que resultan fascinantes

Ajolote en una exposición realizada en el Museo del Ajolote, en la alcaldía Álvaro Obregón
/Foto: Cuartoscuro
El ajolote mexicano o axolote continúa asombrando a la comunidad científica y al público por su extraordinaria capacidad de regeneración. Originario de los antiguos lagos que rodean la Ciudad de México, este anfibio ha visto reducido su territorio a canales interiores debido a la degradación ambiental.
A continuación, te dejamos cinco datos y características que consideramos fascinantes y poco conocidas sobre este animal, el cual, asegura una leyenda mexica, es la encarnación del dios Xólotl, quien se transformó en salamandra para evitar el sacrificio.
1. Neotenia: permanencia en estado larvario
El ajolote es uno de los casos más representativos de neotenia, un fenómeno biológico por el cual mantiene características juveniles durante toda su vida adulta. A diferencia de otros anfibios, este animal no completa la metamorfosis y conserva branquias externas con forma de penacho.
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Este rasgo le permite permanecer en un medio acuático permanente. Aunque existen casos en los que puede experimentar una metamorfosis parcial, de manera natural permanece en estado larvario mientras se reproduce, lo que ha fascinado a los expertos en evolución.
2. Una biología única: regeneración
Sus rasgos juveniles se combinan con un rasgo excepcional: la capacidad de regenerar extremidades completas, corazón, médula espinal, estructuras del ojo e incluso partes del cerebro sin dejar cicatrices permanentes.
Durante la alimentación, los ajolotes despliegan una conducta peculiar: convierten su boca en un sistema de succión que les permite capturar crustáceos, moluscos, huevos de insectos y peces pequeños.
3. Diversidad genética y colores llamativos
En su hábitat natural, el ajolote presenta un color oscuro que le ayuda a camuflarse en los canales y lagos. Sin embargo, en cautiverio, los criadores han desarrollado variedades de colores más vistosos, como el ajolote leucístico (blanco rosado con ojos negros) y el albino dorado.
Su diversidad genética también ha sido objeto de estudio, ya que posee un genoma 10 veces más grande que el humano, lo que representa un reto y una oportunidad para la investigación biomédica.
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4. Respiración combinada
Los ajolotes cuentan con tres formas de respiración: branquial, pulmonar y cutánea. Sus branquias externas extraen oxígeno del agua, mientras que sus pulmones les permiten complementar el proceso cuando hay baja concentración de oxígeno.
Además, su piel facilita el intercambio gaseoso directo con el entorno. Esta combinación de mecanismos respiratorios contribuye a su adaptación a ecosistemas acuáticos de poca profundidad y con variaciones en los niveles de oxígeno disuelto.
5. Comercio internacional y restricciones legales
La fascinación por los ajolotes se remonta al siglo XIX, cuando ejemplares llegaron a París en 1864 y se inició su cría en Europa. Hoy, los ejemplares criados como mascotas suelen presentar colores claros, como cuerpos blancos con branquias rosadas.
Sin embargo, el comercio internacional de esta especie enfrenta restricciones severas. Muchos países prohíben su exportación por temor a la captura furtiva en su medio silvestre. En Estados Unidos, algunos estados consideran ilegal su posesión. En España, la legislación sobre especies exóticas invasoras regula su tenencia mediante autorizaciones especiales que varían por comunidad autónoma.
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Más allá del mito, su singular biología y la amenaza que enfrenta mantienen al ajolote como un símbolo de conservación y como uno de los anfibios más estudiados del mundo. Aunque en cautiverio es abundante y se cría con facilidad, su población salvaje permanece críticamente amenazada, al grado de enfrentar un grave riesgo de extinción en su hábitat natural.