Atlas Integral del Drenaje de la Ciudad de México: Una Herramienta Preventiva para la Seguridad y Resiliencia Urbana”

5 de Octubre de 2025

Miriam Saldaña
Miriam Saldaña

Atlas Integral del Drenaje de la Ciudad de México: Una Herramienta Preventiva para la Seguridad y Resiliencia Urbana”

miriam saldaña.jpg

Miriam Saldaña

/

EjeCentral

En la Ciudad de México, el drenaje no es un tema menor: de su funcionamiento depende que la capital no colapse en temporada de lluvias. La red subterránea que transporta aguas residuales y pluviales incluye túneles, colectores y emisores que sostienen a más de nueve millones de habitantes. El sistema de drenaje profundo alcanza alrededor de 272 kilómetros de longitud, apoyado por obras estratégicas como el Túnel Emisor Oriente. Sin embargo, especialistas y organismos internacionales advierten que la infraestructura envejece y requiere diagnósticos integrales para prevenir socavones y fallas mayores.

Pese a su escala, no existe en los portales oficiales una cifra única y fácilmente verificable que consolide la longitud total de toda la red de drenaje de la ciudad en una sola estadística pública y actualizada al cierre de 2025. Las dependencias responsables la Secretaría de Gestión Integral del Agua (SEGIAGUA, heredera del antiguo SACMEX) y la Dirección Ejecutiva de Drenaje publican mapas, planes y diagnósticos parciales, pero la información aparece fragmentada en planes maestros, comunicados y documentos técnicos. Eso dificulta evaluar con precisión dónde hay mayor riesgo de falla y socavones.

Esa fragmentación explica por qué es imprescindible un atlas integral: un inventario georreferenciado y público de la red primaria y secundaria (materiales, antigüedad, diámetro, estado estructural, nivel freático y detección de hundimientos). Un atlas permitiría priorizar sustituciones y rehabilitaciones antes de que fallen las tuberías y se generen socavones fenómenos que no son sólo un problema de obra civil, sino de seguridad urbana y equidad territorial, pues las alcaldías más vulnerables son las que sufren concentraciones de daño ante lluvias extremas. La comunidad técnica y organismos internacionales han insistido en la necesidad de datos abiertos y diagnóstico para la resiliencia urbana.

La experiencia reciente lo demuestra: olas de lluvia atípicas han puesto a prueba el sistema y han mostrado déficits de mantenimiento y capacidad. Frente a una variabilidad climática más extrema alertada por organismos de la ONU y la OMM resulta aún más urgente la modernización del monitoreo, la sectorización, y la sustitución preventiva de tramos primarios críticos. No basta con reparar «cuando ocurre»; hay que invertir en prevención basada en evidencia cartográfica y diagnóstica. Proponer un atlas no es tecnicismo académico: es una herramienta de gobierno y transparencia. Un inventario público permitiría a la ciudadanía, académicos y contratistas auditar prioridades, estimar presupuestos y diseñar intervenciones que reduzcan la ocurrencia de socavones y pérdidas económicas. La Ciudad de México tiene la experiencia técnica y las instituciones SEGIAGUA, CONAGUA, universidades nacionales para construirlo; La ciudad que queremos será la que conozca su subsuelo y actúe antes de que la infraestructura hable con ruido: una grieta, un hundimiento, una calle que se abre. Ese atlas, y la decisión de usarlo, pueden salvar vidas y bienes.