Candiles en la calle

4 de Septiembre de 2025

Emilio Antonio Calderón
Emilio Antonio Calderón
Emilio Antonio Calderón Menez (CDMX, 1997) es Licenciado en Comunicación y Periodismo por la UNAM y autor de las obras Casa Sola y Bitácora de Viaje. Ha colaborado en revistas literarias y antologías de editoriales como Palabra Herida y Letras Negras.

Candiles en la calle

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México se pone de manteles largos para el máximo evento futbolístico a nivel global. Aunque, tal vez, con los preparativos a contrarreloj. De cara al Mundial 2026, y a menos de un año del evento, no solo comienza a sentirse la euforia pambolera, sino que también surge la pregunta de cuán retrasados vamos en nuestro camino para dar la mejor impresión a los millones de turistas que pisarán tierras mexicanas durante los próximos meses. Y, hablando de dar una buena impresión, surge una pregunta todavía mayor: ¿por qué parece que todo se mueve más rápido cuando se esperan extranjeros que cuando se trata de las necesidades de los propios ciudadanos?

Obras mundiales, urgencia local

El gobierno de Jalisco, bajo Pablo Lemus, presume la rehabilitación integral de la Carretera a Chapala —clave para conectar el aeropuerto de Guadalajara con la ciudad— que incluye carriles adicionales, ciclovías, banquetas y luminarias, además de una nueva Línea 5 de tren ligero por más de 13 mil millones de pesos para facilitar el acceso al Estadio Akron. Toda esta planificación fue presentada como parte de los preparativos para la gira mundial.

En Nuevo León, también se trabaja a contrarreloj: un tren de pasajeros entre Saltillo, Monterrey y Nuevo Laredo, que arrancó en agosto de 2025 con 11 estaciones proyectadas.

En la Ciudad de México, el enfoque está en obras visibles: nueva línea de Trolebús, rehabilitación del Tren Ligero, ciclovías, corredores turísticos y, por supuesto, la reinauguración del Estadio Azteca —que pasará a llamarse Estadio Banorte— antes del Mundial.

Mientras los turistas avanzan, los ciudadanos tropiezan

Pero al ritmo de las obras oficiales, la ciudad real sigue marcada por fallos básicos de urbanismo que desmienten la idea de modernidad. Las lluvias recientes dejaron calles colapsadas, decenas de inundaciones y miles de baches. En algunos casos, hasta 2 mil baches por colonia, a pesar de planes como el “Bachetón” impulsado desde 2021. Programas como el actual Megabachetón prometen reparación en 120 días, con 500 cuadrillas y atención en 217 vialidades primarias. La nueva estrategia —Programa Integral de Carpeta Asfáltica— promete resolver reportes en menos de 48 horasmarcando al *0311, bacheo nocturno y atención prioritaria. Pero el daño estructural persiste, y los baches siguen volviendo tras cada lluvia.

Si la capital no logra enfrentar calles anegadas y socavones, ¿estará lista para recibir multitudes internacionales? Mientras los candiles del Mundial se encienden, los ciudadanos tropiezan con el asfalto que nunca se renovó.

Con urgencias prefabricadas

La contracción de prioridades se expone con claridad: el despliegue de recursos y obras se activa solo cuando la atención es global. Carreteras, trenes y estadios se rehabilitan en tiempo récord porque los invitados vienen con boletos. Mientras tanto, quienes viven día a día con infraestructura fragmentada, con transportes saturados o calles peligrosas, solo reciben promesas —y programas de emergencia— que no resuelven el fondo del problema.

La pregunta final es dolorosamente directa: si no somos prioridad antes del mundial, ¿lo seremos durante o después? Si las prisas solo arrancan cuando llegan los reflectores, es justo preguntarnos qué tan duradera será la transformación —para los propios, no solo para los visitantes.