Geopolítica-geoeconomía

28 de Mayo de 2025

Enrique Del Val
Enrique Del Val

Geopolítica-geoeconomía

enrique del val

En varios artículos recientes, desde la llegada de Trump a la presidencia de los Estados Unidos, los términos geoeconomía y geopolítica se mencionan y utilizan para definir lo que está ocurriendo en el mundo.

Una primera anotación que hay que hacer es que, desde hace años, varios estudiosos del tema ya planteaban el tránsito de la geopolítica a la geoeconomía. Entre ellos, José Luis Cadena Montenegro, colombiano y doctor en Geografía por la UNAM, publicó un artículo titulado “De la geopolítica a la geoeconomía” en la revista CIFE 16, en el año 2010, en cual explica que “algunos teóricos, al terminar el siglo XX, aseguraron que la geopolítica había llegado a su fin. En el nuevo siglo se puede afirmar con seguridad que ese juicio fue apresurado y que actores desconocidos y variadas tácticas han permitido la metamorfosis de la geopolítica en geoeconomía”. Hoy ya tenemos un actor conocido: el felón que gobierna al país vecino.

En la conclusión de su artículo, el geógrafo Montenegro plantea claramente que hay nuevos actores que no son únicamente nacionales, como los narcotraficantes, organizaciones terroristas y entidades financieras con objetivos propios que pueden asociarse con los gobiernos nacionales e incluirnos en sus proyectos geopolíticos.

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En diciembre pasado, el Banco Mundial publicó un trabajo titulado, en español, Geopolítica y el Sistema de Comercio Mundial, de los autores Aaditya Mattoo, Michele Ruta y Robert W. Staiger. El documento menciona que, hasta finales del siglo pasado, la Organización Mundial del Comercio había funcionado, pero las cosas han cambiado debido al incremento de la rivalidad entre las dos potencias económicas del mundo, China y los Estados Unidos. Estas potencias están modificando las reglas del juego con la guerra de aranceles y otras disposiciones motivadas por razones geoeconómicas.

Incluso citan un ejemplo para demostrar que esto no es nuevo, tomado del famoso libro de Adam Smith, La riqueza de las naciones. En 1651, el gobierno inglés publicó su famosa Acta de Navegación, mediante la cual todas las mercancías que llegaran del extranjero a Inglaterra debían ser transportadas por buques con bandera de ese país o del país productor de los bienes. El objetivo de tal medida era dañar la economía holandesa, cuya principal fuente de ingresos en aquella época era esa actividad.

La conclusión del estudio del Banco Mundial es que la relación entre la geopolítica y la geoeconomía aún está en ciernes, y que sus análisis indican que el incremento de la geopolítica debe considerar la cooperación internacional en materia de política comercial. Ojalá el Banco pudiera explicárselo a Trump.

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Yo creo que hoy la geoeconomía -entendida como el poder político, económico y financiero que se utiliza para alcanzar un objetivo geopolítico por parte de los gobiernos- es lo que predomina en el mundo. Como menciona Michael Roberts en Sin Permiso: “Se acabó el concepto de libre competencia, mercados y comercio, que nunca existió realmente, de todos modos. Vuelta al realismo de ganar la batalla por el poder político y económico por todos los medios necesarios. Esta es la naturaleza de la nueva geoeconomía”.

Ante este panorama y siendo nuestro país, junto con Canadá y China, de los más afectados por las políticas económicas y las amenazas directas de Trump, apostar todavía por un mejor tratado de libre comercio me parece una ilusión.

Más valdría, en verdad, ver funcionando el llamado “Plan México” y observar, más allá de las declaraciones, algunas fantasiosas, como las de la señora Altagracia Gómez o los polos de desarrollo económico anunciados la semana pasada, que el sector privado realmente invierta ya y, sin duda, también el gobierno. Porque, a pesar de si es recesión o moderación y de las declaraciones mañaneras, la economía no está fuerte ni bien.

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