Nuestro hombre en Moscú

3 de Mayo de 2025

Dolia Estévez
Dolia Estévez

Nuestro hombre en Moscú

Dolia Estévez

Eduardo Villegas Megías, embajador ante la corte de Vladímir Putin por recomendación de su exjefa Beatriz Gutiérrez Muller, ha sobresalido por su comedido esfuerzo por fortalecer las relaciones con Rusia que, si bien es el deber de cualquiera en su posición en el país que sea, su caso es atípico. Con fama de irse por la libre y de dirigir la embajada como mejor acomode a sus prioridades, Villegas abrió un nuevo consulado en San Petersburgo en marzo de 2024 para “impulsar los intercambios comerciales, educativos, culturales y turísticos” entre México y Rusia, en sincronía con países parías como Nicaragua y Corea del Norte, que han fortalecido sus compromisos militares, políticos y económicos con el invasor de Ucrania. La apertura del consulado en la ciudad natal de Putin, donde el presidente ruso estableció sus primeros lazos con las mafias del crimen organizado cuando era agente de la KGB, no fue motivo de noticia en México.

Villegas celebró lo que consideró un hito histórico. “Es la primera vez en 133 años de relaciones que México cuenta con un consulado honorario en Rusia”. En un acto oficial, presentó al nuevo cónsul: Andrei Kuznetsov, empresario ruso de 41 años que apenas habla español. Dijo que la “principal tarea del Consulado Honorario será brindar atención” a “alrededor de 70” mexicanos en San Petersburgo, cifra que no justifica tener representación diplomática. El intercambio comercial entre México y Rusia, que Villegas omitió mencionar, tampoco lo justifica. En 2023, apenas superó los dos mil millones de dólares, según cifras del gobierno mexicano, contra 800 mil millones de dólares de intercambio entre México y Estados Unidos.

Al evento asistieron 200 empresarios, funcionarios y diplomáticos; un representante del Ministerio de Exteriores, el jefe de Rusia Unida en la Asamblea Legislativa de San Petersburgo, el partido de Putin que Rusia compara con Morena y el mexicano Domingo García Martínez-Zurita, fundador y presidente de la nueva Cámara de Comercio Latinoamericana en Rusia (CCLAR). Villegas invitó meses después a una recepción en el suntuoso Hotel Astoria de San Petersburgo, con música y tequila para brindar por el nuevo consulado.

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La CCLAR de García Martínez-Zurita tiene vínculos directos con el oligarca Konstantin Malofeev, magnate mediático dueño de Tsargard TV, canal ortodoxo que aboga por restaurar la monarquía y elevar a Putin a zar vitalicio. Dmitry Mogonya, abogado de Malofeev, es vicepresidente de la CCLAR y proponente de crear una estructura legal para los BRICS. Analistas consultados observan que la CCLAR, con 11 seguidores en Twitter/X, está estructurada como una “organización tapadera”, con poca actividad empresarial real, pero idóneamente situada para ser usada por Malofeev para evadir sanciones occidentales y mover fondos a Rusia sin ser detectados, lo que explica que Mogonya, su consiguiere, esté en la directiva de la CCLAR. Estados Unidos ha acusado penalmente a Malofeev de evadir sanciones a través de sus empresas y de financiar grupos separatistas dentro de Ucrania. Villegas fue invitado especial en la inauguración de la CCLAR en el lujoso Hotel Samfar Aurora Luxe en Moscú en septiembre de 2024. Malofeev no asistió, pero sí Mogonya, quien aparece sonriente al lado de Villegas y García Martínez-Zurita en redes sociales. Malofeev, el “oligarca ortodoxo” de Putin, como es conocido, es el poder verdadero detrás de la CCLAR, cuya idea surge de la tesis de maestría en administración internacional de empresas en la Escuela Superior de Economía en Moscú de García Martínez-Zurita.

García Martínez-Zurita también es director de operaciones de Stemtrix Corp, empresa biotecnológica que dice buscar una alternativa a los antibióticos, registrada en el paraíso fiscal de Delaware. Stemtrix Corp, socia fundadora de la CCLAR, puede ser otra fachada para la evasión de sanciones, según especialistas entrevistados. García Martínez-Zurita y Villegas fueron vistos en junio de 2024 en la reunión anual del Foro Económico Internacional de San Petersburgo, grupo patrocinado por Putin para rivalizar con el Foro de Davos. Se espera que Martínez-Zurita y Villegas viajen a México el 3 de abril para participar en el “Primero Foro Empresarial Rusia-México”.

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Malofeev es amigo del putinista Club de Periodistas de México que preside el mexicano-sirio Mouris Salloum George, allegado a Bashar al-Assad, el depuesto carnicero de Damasco asilado en Rusia. En 2023, Tsargard TV, el consorcio de medios propiedad de Malofeev, fue premiado por el Club de Periodistas. Por temor a ser detenido, Malofeev no viajó a México para recibir la presea, corriendo a cargo de Nikolai Sofinskiy, embajador ruso en México. Un año antes, Jesús Ramírez Cuevas, en nombre del Club de Periodistas, entregó el premio postmortem a Daria Dugina, difunta hija de Alexander Dugin, filosofo fascista fuertemente sancionado por Occidente por sus teorías justificando la invasión de Crimea y Ucrania para recuperar para Rusia el estatus imperial que un día detentó bajo el zarismo. Malofeev es el principal financista de Dugin y sus proyectos mesiánicos.

A simple vista, el nexo Villegas-García Martínez-Zurita tiene sentido. Comparten intereses, frecuentan los mismos círculos y aman a Rusia, tanto que García Martínez-Zurita tramita su nacionalización rusa. Sin embargo, políticamente están en polos opuestos. Villegas apoya a Claudia Sheinbaum y el radicalismo de Morena, mientras que García Martínez-Zurita simpatiza con Eduardo Verástegui y su proyecto de crear un partido de derecha excluyente, racista y sexista, lo que prueba la habilidad de los rusos de operar a lo largo y ancho del espectro político para encontrar terreno común en los extremos.