¿Por qué colapsa la confianza en los medios?

8 de Mayo de 2024

¿Por qué colapsa la confianza en los medios?

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Medios de comunicación internacionales nunca confirmaron que Snowden usó su identidad

Sin misterio. Medios de comunicación internacionales nunca confirmaron que Edward Snowden usó su identidad y tarjetas de crédito durante su estancia en Hong. Kong.

La caída en la credibilidad en los medios de comunicación no sólo repercute en los dichos del mandatario estadunidense, Donald Trump, sino en sitios de noticias que dejan de confirmar su información

Glen Greenwald

La semana pasada publicamos documentos que desacreditaron y rechazaron de forma definitiva una acusación que numerosos medios de comunicación habían publicado y sostenido durante años: Edward Snowden mintió sobre su paradero durante sus primeros 11 días en Hong Kong.

Contrario a la historia que esos medios dispensaron a sus lectores —que Snowden no se registró en el Hotel Mira el 21 de mayo como él afirmó, sino hasta el 1 de junio, 11 días más tarde— estos nuevos documentos demuestran que Snowden llegó cuando afirmó desde un principio, derribando las historias falsas publicadas en su contra. Muchas de estas historias afirmaron, incluso, que investigadores anónimos de Estados Unidos no pudieron encontrar registros de tarjetas de crédito o de hotel de Snowden durante estos días: los mismos registros que acabamos de mostrar. El mismo día en que publicamos nuestra historia, el reportero del New York Times, Charlie Savage, que había pasado semanas documentando que la acusación contra Snowden no tenía ningún fundamento periodístico, confirmó la autenticidad de los nuevos documentos. Como él mismo escribió: “Los documentos muestran que (Snowden) se hospedó en el hotel Icon y luego, a partir del 21 de mayo, en el Mira, con su identidad y usando sus tarjetas de crédito. Así que no hay misterio, y los registros de tarjetas de crédito obviamente estuvieron disponibles para los investigadores estadunidenses desde el principio”.

›La discrepancia inventada fue significativa porque estos medios de comunicación —y muchos comentaristas que citaron sus textos falsos— la utilizaron para sugerir que, durante estos “11 días de desaparición”, Snowden estuvo haciendo algo nefasto: reunirse con sus manipuladores rusos o chinos.

Numerosos medios del mundo repitieron sin chistar esa afirmación falsa, incluyendo al Wall Street Journal, Yahoo News, Business Insider, Slate, Interpreter Magazine y Folha de S.Paulo, el diario más grande de Brasil.

Edward Jay Epstein, un editorialista del WSJ, publicó un libro en febrero en el que usó este fraude como eje de su insinuación de que Snowden era un espía ruso, que más tarde trasladó a un podcast con Benjamin Wittes en Lawfare.

Esta mentira también fue abrazada por varios exempleados de la comunidad de inteligencia, como el exdirector de la CIA y la NSA, Michael Hayden, y el empleado de la NSA John Schindler, así como personalidades de la televisión por cable, como Joy Ann Reid de MSNBC. Yahoo News y Slate utilizaron esta falsedad como parte de los argumentos para acusar que la película de Oliver Stone sobre Snowden era engañosa.

Polémica. Nuevos documentos probaron que las acusaciones contra el exempleado de la NSA carecían de valor.

Incluso, los mejores y más cuidadosos periodistas se equivocan alguna vez, pero el requisito mínimo de credibilidad e integridad periodística es reconocer y enmendar los errores. Cuando el debate sobre las noticias falsas (fake news) surgió por primera vez, los defensores del término insistieron en que era este atributo —una disposición a admitir y corregir los errores— lo que distingue a los medios de comunicación creíbles que a veces se equivocan de aquellos aficionados a publicar falsificaciones y fraudes.

En este caso, sólo uno de los medios que publicó lo que ahora es una falsedad significativa y documentada –Folha, de Brasil–ha reconocido la autenticidad de estos nuevos documentos. En el caso de Folha lo hicieron de mala gana y a regañadientes: en lugar de añadir una nota del editor o una corrección a su historia original, escrita por el reportero Igor Gielow (que aún no está corregida), publicaron un breve artículo de noticias sobre estos nuevos documentos, afirmando que estos nuevos documentos “resuelven un misterio” sobre Snowden.

El artículo de la Folha también omite que fueron uno de los medios que publicaron originalmente la historia falsa. Pero al menos dijeron algo.

›Eso enmarca un contraste frente a todos los medios estadunidenses que publicaron esta falsedad, aunque 10 días después nadie ha hecho pronunciamineto alguno y permiten que una historia factualmente falsa permanezca en línea y sin ninguna corrección.

Los medios se han negado a dirigir o reconocer esta nueva evidencia. Eso incluye al periódico que publicó por primera vez esta falsedad y luego la volvió a publicar con más frecuencia —el Wall Street Journal—, pero también medios como Business Insider, Yahoo News y Slate, así como Hayden, Reid y, aún más sorprendente, Edward Jay Epstein, cuyo libro defiende agresivamente este fraude.

Los reporteros y editores de estos medios están al tanto de que estos nuevos documentos prueban la falsedad de sus historias. Más allá de Charlie Savage, muchos de los periodistas de seguridad nacional y vigilancia más respetados observaron —en tuits ampliamente compartidos— que estos nuevos documentos demuestran que sus historias originales son falsas:

El mismo Snowden retuiteó reiteradamente a sus tres millones de seguidores en la red social. Y, junto con Savage, dirigió tuits de forma repetida y específica a los editores de esas publicaciones responsables de las historias falsas, preguntando por qué no han sido corregidas o por qué no se han retractado.

El reportero que escribió las historias falsas tanto para Yahoo News como para Business Insider, Michael B. Kelley, respondió cuando se le cuestionó en Twitter, en primer lugar, tratando de sugerir que los documentos podrían ser falsificaciones, eliminando esos tuits más tarde y en su lugar diciendo a Savage: “Me alegra que esos documentos hayan aparecido”. Sin embargo, los medios que publicaron las afirmaciones falsas de Kelley no han hecho nada por corregirlas.

Mito. La existencia de un Snowden espía fue refutable, pero la creencia ha persistido por años.

Desde entonces, Slate y Business Insider publicaron notas aclaratorias en sus publicaciones originales, refiriendo la nueva evidencia. ¿Qué podría excusar este comportamiento? Ya es bastante grave que hayan publicado afirmaciones de esa magnitud, las que —como Savage ha documentado— nunca tuvieron un sustento periodístico para empezar. Es imprudencia periodística, pero ahora saben que sus historias son falsas y las han dejado así. Eso es un engaño deliberado, un fraude periodístico.

›Muchos se rasgan las vestiduras durante los últimos meses sobre por qué las noticias falsas han proliferado y por qué Trump ve la guerra contra los medios de comunicación como una estrategia ganadora. La razón de ambas cosas es clara: la confianza en los medios institucionalizados se ha derrumbado. Sin embargo, a pesar de toda la preocupación expresada por estas tendencias, hay muy poco esfuerzo dedicado a examinar el papel de los medios de comunicación en este colapso de la confianza.

Como este tipo de incidentes demuestra, los medios tienen claramente una parte significativa de culpa.

¿Por qué las instituciones tan irresponsables como éstas tendrían algún viso de credibilidad?

Si publicas afirmaciones serias sin ninguna base, engañas a tus lectores y luego te niegas a reconocer una nueva evidencia que refuta tus afirmaciones originales —todo porque no te agrada la gente a la que afectaste originalmente con tus falsedades como para corregir tu error o porque esperas que la ignominia pase más rápido si simplemente ignoras el tema— ¿por qué alguien debería verte como algo distinto a los adolescentes macedonios o a los sitios conspiratorios de la “derecha alternativa”?

¿Cuáles son las diferencias?

Se supone que un medio responsable con su verificación de información es una de las grandes salvaguardias contra los autoritarios demagogos y los asaltos a las instituciones democráticas. Eso sólo funciona si se ganan la confianza que necesitan para cumplir con esa función.

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