Mercenarios de Twitter

23 de Abril de 2024

J. S Zolliker
J. S Zolliker

Mercenarios de Twitter

js zolliker

Hagamos un acuerdo. Un trato de mano y de gente decente que reconoce que, el decoro, es inmutable. Aquí nadie se raja y todos cumplimos. Si continúas leyendo, es porque comprendiste y aceptaste mis términos y condiciones. ¿Estamos? Va, pues: ¡Detesto el Twitter neourbano, delicado, prorectal y woke! Cuando construimos esa vaina, bromeábamos de todo y de todos y nadie se ofendía. Carajo, como una erupción cutánea viral, creció muy de pronto la maldita corrección política. Brutal. Se nos fue todo al trinquete y se tornó esto en una sobre-abrumadora aburrición. Insípida e insoportable.

Entonces, por cansancio, se me ocurrió pecar con una tontería que se ha vuelto una barbaridad deliciosa y a la vez, un elemento develador de los nuevos tiempos políticos: abrí en Twitter, una cuenta alterna con el humor más negro y el ánimo más crítico que me apetecía; contradicciones puras y divertidísimas. Total, que después de un tiempo, a esa cuenta que ni mi sombra sabía era mía, la invitaron a una de Facebook, levemente, social crítica y en apariencia liberal.

Me inscribí y después, me llevaron a un grupo más exclusivo y fui avanzando así, paso a paso, en una jerarquía desconocida. Como paréntesis, aclaro que me percaté del escamoteo hace muy poco tiempo, cuando divisé una cuenta antigua cuyo usuario reconocía (se trataba de un amigo escritor español que perdió su cuenta después de ir a una agencia telefónica en México para renovar su celular).

Total, que esa persona que usaba la cuenta de mi amigo, se expresaba con tal extremismo, que decidí seguirle el juego para intentar averiguar su real persona y eso me llevó a una página “secreta”, que no era otra que la página de mi conocido, que pude constatar en el historial de cambios, fue transformada de una página de su libro, en una de veterinaria y luego, en una de adopción de mascotas y finalmente, en una de pocos miembros, con acceso restringido, con muchos memes políticos radicales, con burlas a figuras públicas y retos vertiginosos. Me cagaba de risa, no lo voy a negar. Pero no hay que olvidar que la política, es una herradura donde los extremos siempre se tocan.

Total, que entre risas que parecían inofensivas, terminé descubriendo a criminales organizados y financiados (a veces por el partido oficial, a veces por un partido asociado, a veces por independientes inidentificables), que crean comunidades virtuales radicalizadas en chats y grupos y que terminan sirviendo al régimen al atacar a quien aparezca en una lista semanal que anónimos e impostores, publican. Las víctimas, pude constatar, eran solamente críticos y contrincantes del gobierno en turno.

Los atacantes, podían ser personas de derechas o izquierdas según al grupo o al chat al que pertenecieran, pero igual los utilizaban por su necesidad de dinero: cada semana, se les ofertaba una buena cantidad en criptomonedas para atacar y doxxear (revelar información privada y personal) a ciertas personas relevantes, con una bonificación extraordinaria si logran tumbarles la cuenta.

Así, descubrí a personas de reconocida reputación que de pronto, parecían ensañarse contra ciertas figuras públicas. Y entonces, desde mi cuenta normal (no la alterna), les advertí a varias personas que estaban siendo víctimas de ataques orquestados, aún a manos de críticos iguales que ellos del régimen, para cobrar un dinero no rastreable. Curiosamente, poco después, encontré mi nombre publicado en esa misma lista y comencé a ser objeto de ataques furibundos, continuos, sistemáticos y selectivos, en manos de algunos conocidos. Ya que no entorpezca las investigaciones, publicaré cada uno de sus nombres (aunque si se fijan con atención en su comportamiento, podrán identificarlos con cierta facilidad). Malditos mercenarios.

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