Tic toc para TikTok

15 de Mayo de 2024

Juan de Dios Vázquez
Juan de Dios Vázquez

Tic toc para TikTok

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El reloj marca un momento crucial para TikTok. La semana pasada, el presidente estadounidense Joe Biden aprobó una legislación que plantea la posibilidad de exigir la enajenación de la plataforma de videos o incluso su completa prohibición en el país vecino. Esta situación conlleva desafíos legales para TikTok, así como la ardua tarea de encontrar compradores solventes, todo ello mientras enfrenta la resistencia por parte de las autoridades en Pekín para cualquier posible transacción. Este cambio de paradigma que transforma a TikTok de una simple aplicación popular a un actor de relevancia geopolítica, nos incita a reflexionar acerca del papel que las redes sociales desempeñan en la esfera de la política internacional, junto con sus implicancias para la seguridad nacional.

La contienda en torno a TikTok en Estados Unidos ha sido una constante desde que surgieron inquietudes acerca de la potencial manipulación de datos por parte del gobierno chino. La nueva legislación intenta mitigar cualquier riesgo latente al imponer la venta compulsiva de la aplicación o, en su defecto, su prohibición total en suelo estadounidense. Este escenario plantea un dilema tanto para los usuarios como para los inversionistas, y presenta desafíos jurídicos significativos para TikTok y su matriz, ByteDance.

Adicionalmente, los conflictos en el ámbito europeo añaden una capa adicional de complejidad al panorama. La suspensión de un programa en Francia y España debido a inquietudes relacionadas con la generación de adicción, suscita cuestionamientos sobre la regulación global de TikTok.

La Unión Europea ha expresado su preocupación respecto al impacto de la aplicación en los usuarios, y está presionando por una mayor supervisión y transparencia por parte de la compañía.

Por otra parte, el impacto de esta legislación no se circunscribe únicamente a Estados Unidos. Con más de 74 millones de usuarios en México y una creciente presencia en América Latina, la eventual exclusión de TikTok de las principales tiendas de aplicaciones, como Google Play y App Store, afectaría a millones de individuos en toda la región.

Esta medida no sólo tendría repercusiones económicas, sino que también alteraría la dinámica del espacio digital en América Latina y plantearía interrogantes sobre la neutralidad de las plataformas de redes sociales.

El caso de TikTok reviste una importancia trascendental, ya que representa un nuevo frente en la pugna entre naciones por el control de las redes sociales. Lo que alguna vez fue una competencia entre empresas como Facebook y otras, ahora ha evolucionado hacia una cuestión de índole internacional y seguridad nacional. La creciente relevancia de las plataformas digitales en la divulgación de información y su influencia en la opinión pública ha motivado la intervención gubernamental para proteger lo que se percibe como los intereses nacionales.

La campaña electoral de Donald Trump en 2016 ya había puesto de manifiesto los problemas inherentes a las redes sociales en el ámbito político. Surgieron preocupaciones significativas acerca de cómo estas plataformas podían influir y manipular la opinión pública. Un caso emblemático fue el escándalo que rodeó a Cambridge Analytica, una firma de análisis de redes sociales que afirmó haber contribuido a la victoria de Trump en la Casa Blanca.

Revelaciones recientes sobre la adquisición poco ética de datos de 50 millones de usuarios de Facebook por parte de Cambridge Analytica evidenciaron el potencial para la manipulación masiva de los votantes a través de anuncios dirigidos en la plataforma.

Este suceso marcó un punto de inflexión en la percepción del impacto de las redes sociales en la política, generando serias dudas sobre la integridad de los procesos democráticos y la privacidad de los usuarios en línea.

Asimismo, recordemos el bloqueo impuesto por Twitter a la cuenta del expresidente Donald Trump, una medida que suscitó un intenso debate sobre la responsabilidad de las plataformas de redes sociales en la gestión del discurso político.

El bloqueo permanente de la cuenta de Trump en Twitter, inicialmente una respuesta a la incitación a la violencia durante el asalto al Capitolio, generó un intenso escrutinio sobre el papel de las empresas tecnológicas en la regulación del discurso político en línea.

Esta decisión fue interpretada como un punto de inflexión en la presidencia de Trump, avivando debates sobre la libertad de expresión, el poder de las empresas tecnológicas y la necesidad de regular adecuadamente el discurso en línea. Si bien algunos elogiaron la medida como un paso para proteger la seguridad pública, otros la criticaron como un acto de censura política.

Este episodio resalta los desafíos crecientes que enfrentan las plataformas de redes sociales en la gestión del discurso político en línea, subrayando la urgencia de establecer normas claras y transparentes para su funcionamiento en el panorama político actual.

En el caso mexicano, la interacción entre la política y las redes sociales es igualmente patente. Hace aproximadamente un mes, el presidente de Morena, Mario Delgado, denunció el “mal uso” de las redes sociales en Facebook e Instagram durante lo que describió como una “guerra sucia” de la oposición contra el presidente López Obrador y la candidata presidencial Claudia Sheinbaum. Delgado expresó su preocupación sobre cómo la derecha utiliza estas plataformas digitales para difundir noticias falsas y atacar en lugar de fomentar la comunidad y la información precisa.

Según él, Facebook ha desmantelado más de 200 redes operativas en México y el mundo, y ha eliminado más de 700 millones de cuentas falsas en los últimos meses. La compañía también se ha comprometido a colaborar con las autoridades electorales y combatir la violencia política de género.

Retomando el caso de TikTok, estas contiendas en las redes sociales no se limitarán únicamente a este ámbito. A medida que avanza la tecnología, es probable que veamos una ampliación de estas disputas a otras áreas, como el uso de la inteligencia artificial y otras tecnologías similares.

La capacidad de controlar y regular estas herramientas se convertirá en un tema crucial en la política internacional, y los países buscarán formas de proteger sus intereses mientras equilibran la libertad de expresión y la privacidad de los usuarios.

En resumen, la situación de TikTok en Estados Unidos es sólo el principio de una nueva era en la política de las redes sociales. Con desafíos legales, preocupaciones de seguridad nacional y tensiones geopolíticas en juego, el futuro de TikTok y otras plataformas similares está lejos de ser seguro.

La lucha por el control de estas tecnologías seguramente se intensificará en los próximos años, y cómo se resuelvan estas disputas tendrá un impacto significativo en el panorama digital global.

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